La última lección de Andrés Iniesta

Andrés Iniesta

Andrés Iniesta / sport

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

La Final de la Copa del Rey nos dejó ver un Barça al que echamos mucho de menos ante la Roma. Un equipo que salió a por el partido, sin la más mínima especulación, un equipo que no paró de presionar, de marcar terreno, de atacar y poner velocidad y magia sobre el terreno de juego.

Pero lo que el lamento de la eliminación de la Champions no puede tapar es el partido que bordó Andrés Iniesta en el Wanda Metropolitano. El capitán del Barça tiene su fútbol intacto y aunque pronto anunciará su marcha hacia el fútbol chino, el manchego movió al equipo como solo él sabe. Andrés bordó casi 90 minutos de pura magia y de puro fútbol para que en el club alguien lo grabe y no opte nunca por traer un futbolista al club que no sea capaz de jugar así.

El maestro Iniesta dio una clase magistral: de entendimiento con sus compañeros, de creatividad e incluso se dio el lujo de mandar un balón al travesaño casi simulando un Iniestazo. Sus lágrimas en los ojos al ser sustituidos lo dicen todo, ha emprendido un camino, pronto para nuestro gusto pero los genios a veces toman decisiones de genio. Un partido para que sea puesto en bucle en La Masia para que cualquier jugador que quiera vestir el escudo del Barça en el primer equipo lo tenga como referente.

Le echaremos de menos, el fútbol le echará de menos.