La última gran victoria de Gerard Piqué

"Lo importante, lo más difícil, lo que solo unos pocos son capaces de conseguir, es mantenerse ahí hasta los 30 años o incluso más. Cuando lo has ganado todo con 24 años, el problema es de mentalidad. Pero estoy convencido de que la misma constancia, tenacidad y espíritu de superación que le han llevado donde está ahora le ayudarán a seguir ahí muchos años. Quién sabe si a retirarse en el Camp Nou”. Amador Bernabéu, su abuelo, es quien compartía estas palabras en el libro ‘Los cracks de La Masia’, editado por SPORT en 2011.

Piqué era uno de los protagonistas de aquella obra junto a Messi, Bojan, Valdés, Puyol, Iniesta, Pedro, Xavi y Busquets. Gerard, que también puso su firma en el libro, escribía que “sentirme afortunado formando parte de este club es un sentimiento que nunca me ha abandonado”. Ahí permanece esa misma sensación once años después.  

Piqué ha decidido qué, cuándo y cómo durante toda su carrera: el Erasmus en Manchester, la mili en Zaragoza, el regreso a casa y, sobre todo, el adiós (como futbolista) al Barça. Gerard es el sueño de cualquier niño culé que juega a fútbol hecho realidad, por eso el Camp Nou se llenó con 92.605 personas para despedirle. En realidad, lo vivido tras el partido ante el Almería no era la despedida del ‘3’, sino algo mucho más profundo: era poner el sello a una época, la más gloriosa que jamás haya vivido el club. Era dejar atrás los mejores años de nuestras vidas, fue enterrar solemnemente la juventud desacomplejada de un proyecto glorioso y, en definitiva, pasar página para centrarse, ya de forma definitiva, en el futuro.

Gerard Piqué, tal y como había prometido, tal y como, de hecho, había previsto, cumplió con su palabra y asumió la derrota del tiempo, castigador implacable de cualquiera que ose llevarle la contraria. Quiso rebelarse contra el reloj, lo intentó, pero nadie sale vencedor de esa batalla, ni siquiera quien ha podido con todo. Su lucha estaba perdida desde mucho antes de que empezase. Y acabó entendiendo que lo único que estaba en su mano era elegir el momento y hacerlo de tal manera que, con su puesta en escena, empezara a construir el mañana evitando (y eso es lo más importante de todo lo sucedido durante la última semana) que el cuento que un día comenzó a escribir siendo un niño apareciera con letras borrosas y sus páginas adquirieran un color amarillento erosionadas por el paso del tiempo. Piqué siempre ha convertido los problemas en oportunidades. Esta es su última gran victoria.