Triplete y dinastía 'Mia San Mia'

El Bayern Munich campeón de la Champions League

El Bayern Munich campeón de la Champions League / Foto: AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Final con ‘spoiler’

El duelo representaba fortunas y dinastías cruzadas. A un lado, arrogantes viejos millonarios. Al otro, prepotentes nuevos millonarios. Bayern ante PSG. El peso de la tradición frente al de la novedad. Y el penúltimo episodio de la saga perteneciente al eterno ajuste de cuentas entre alemanes y franceses, con pelota de por medio. La final fue un ‘spoiler’ del fútbol del futuro: agresividad colectiva, presión arriba, energía y transición como medio para encontrar el fin último, la contundencia. Tras un primer acto de intercambio de golpes, Coman abrió la lata y desde entonces, el Bayern se agrandó y el PSG se achicó.

Triplete y dinastía ‘Mia San Mia’

Era favorito y fue campeón. El Bayern es el primer equipo de toda la historia de la Champions que ha ganado 11 partidos seguidos. Nadie había conquistado una Champions con pleno de victorias. Este Bayern, sí: 7-1 en global al Chelsea, 8-2 al Barça, 3-0 al Lyon y 1-0 al PSG. Pleno de fiabilidad alemana. Con menos estrellas que otros y más equipo que todos, la armada de Flick ha puesto broche de oro a una campaña brutal. Triplete: Copa de Alemania, Bundesliga y Champions League. Por momentos, ha sido intratable. Davis, Coman, Kimmich, Müller, Lewandowski, Thiago o Neuer merecían tener su lugar en la historia. Su historia es legendaria y su identidad sigue intacta. ‘Mia San Mia’. Ahora el ogro bávaro se medirá al Euro-Sevilla en la Supercopa de Europa.

Maneras de perder

Neymar tiró del carro hasta la extenuación y acabó llorando desconsolado. Mbappé, que está todavía lejos de Messi, Cristiano y hasta del brasileño, desapareció en el segundo tiempo. Ambos son endiabladamente buenos. Cierto. Tanto, como que ningún jugador es tan bueno como todo un equipo. El contraste entre Neymar y Mbappé a la hora de afrontar la derrota fue brutal. El francés desapareció en combate y nada más perder, se quedó petrificado. El brasileño lloró todo un río. ¿Y ahora, qué? Pues ahora, más petrodólares. A fichar. Y no hace falta vivir en París para saber qué nombre tendrá Qatar apuntado en su agenda.