El triple salto mortal de la 'operación Neymar'

El FC Barcelona y el PSG ya han hablado sobre Neymar Junior

El FC Barcelona y el PSG ya han hablado sobre Neymar Junior / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

La ‘operación Neymar’, la gran historia de este verano, sigue avanzando, pero hay que volver a recordar, una vez más, que no será fácil. La vuelta del crack brasileño sería una noticia de tal magnitud que hay quien se deja llevar por las prisas de la ilusión. Se trata de un traspaso sumamente delicado, que ha empezado bien porque se dan dos aspectos decisivos: la voluntad del PSG de venderlo y el ‘sí’ de Neymar a la oferta del Barça. Pero faltan todavía bastantes etapas, y no se pueden quemar antes de tiempo.

Hoy SPORT explica que el PSG también está interesado en Dembélé, que se suma al decidido interés que tiene por Coutinho. Aunque las dos operaciones pueden desarrollarse en paralelo sin necesidad de cruzarse, estaríamos ante lo más parecido a un trueque o, para complicar todavía más la situación, ante un doble trueque. Es muy poco habitual que entre clubs de este nivel y con jugadores de esta proyección culmine con éxito una semejante operación de intercambio, algo que necesariamente obliga a la cautela. Hay muchos factores en juego, y a medida que pasen los días iremos descubriendo más piezas de este gran ‘sudoku’.

Es inevitable que en algún momento la operación encalle, se enfríe y entre en zona de riesgo. En este momento será decisiva la intervención en público de Neymar, que tal como avanzó ayer este periódico no se producirá hasta que Brasil no termine su participación en la Copa América. De fondo, las malas relaciones entre el Barça y el PSG son un factor que distorsiona y tensa todavía más la situación, aunque es cierto, que por primera vez en mucho tiempo y ni que sea a través de intermediarios, están empezando a cruzarse propuestas de manera fluida. El Barça, pues, tiene que cuadrar los números con Neymar, intentar dar salida a Coutinho y/o Dembélé y de rebote pacificar las relaciones con el PSG. Es el triple salto mortal de una operación que, al menos, ya no es imposible