La transición que no termina

Koeman salió en defensa de los jugadores en rueda de prensa

Koeman salió en defensa de los jugadores en rueda de prensa / AFP

Guillem Balagué

Guillem Balagué

Ronald Koeman le dijo a Arturo Vidal en el primer entrenamiento de la temporada que no contaba con él. Ya se sabe cómo fue con Luis Suárez. Se hablaba entonces de campaña de transición y, la verdad, la siguiente tiene pinta de serlo también (deberíamos dejar de pensar que los procesos empiezan y acaban con el primer y último partido del curso). Van a pasar cosas muy gordas en el vestuario del Barcelona, conflictos que no se resolverán y otros que sí, pero malamente. El ruido será tremendo y se llenarán portadas, unas defendiendo una cosa y otras lo contrario. Joan Laporta duda que Xavi esté preparado o, al menos, que quiera entregarse de lleno a la reestructuración que desearía el ex futbolista. Xavi se siente capacitado, pero el trabajo que toca hacer podría fácilmente llevarse a cabo por alguien que ya lo ha empezado: Koeman. 

Y sí, el holandés no es el entrenador perfecto para el Barcelona, pero quizá sea el más adecuado para el momento que vive el club: de transición, de final de era, de decisiones valientes. Es fácil imaginar a Koeman llamando a Piqué y diciéndole que no cuenta con él. O a Jordi Alba. Otra cosa es cómo se resuelven los contratos. Y si no es Koeman, no existe el entrenador perfecto. A buen hambre, no hay pan duro. O mejor dicho, hay dos que lo son, pero de momento están contentos en París y en Manchester. Otra cosa es si Leo Messi y otros objetivos del club consideran que Ronald Koeman es el preparador que les hace esperar el inicio de la temporada con ilusión. El estilo no ha avanzado, en los grandes partidos ha fallado también el banquillo y el colapso del final es en parte debido a sus decisiones.

Pero el plan pasa por tener un entrenador que acepte una plantilla sin referencias de la edad de oro, con jugadores que llegan libres (y pocos más hay al margen de los conocidos, Eric García, Kun Agüero, Depay…), con Emerson por Junior, algún intercambio inteligente con Juve o Inter, y ya casi está formada la plantilla. Paralelamente a la inevitable reducción de calidad (pero con una renovación de energía) se debería explicar bien que toca vivir una época de celebraciones de pequeños logros y que, sabéis qué, si se gana poquito en los próximos años, el mundo seguirá rodando. En todo caso, como se dice desde dentro del club, gigantes como el Barcelona, pese a haber perdido encanto para la audiencia internacional, con una imagen dañada por su respaldo a la Superliga Europea, nunca están con la rodilla en el suelo durante mucho tiempo.