Tranquilo, Messi; a Maradona, ni caso

Messi descansa en su casa de Bolvir

Messi descansa en su casa de Bolvir / Instagram

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

No es por nada, pero Maradona va dando tantos bandazos en sus declaraciones públicas como los que ha dado en su vida personal, que lamentablemente han sido muchos. Sobre la misma cuestión, a veces dice blanco y a veces, negro, según como se haya levantado ese día. Por ejemplo, nada más acabar el Mundial, exoneró a Messi de toda culpa en el fracaso de Argentina. Llegó a decir que “Messi tiraba un pase y le devolvían una carretilla llena de adoquines”... ¡Ese día estaba inspirado! Por eso sorprende el ataque brutal que ha lanzado sobre el crack del Barça en referencia a su capacidad de liderazgo en la selección albiceleste. Dice Diego que  “es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes de un partido. Messi es Messi en el Barcelona, y Messi es otro Messi jugando con Argentina”. Vamos a ver, lo de caudillo, dejémoslo aparte, mejor pongamos líder de ahora en adelante y lo de las 20 veces al baño me temo que se corresponde más con una persona de la edad de Maradona que a la de Leo... Pero hay más, también asegura que él no le llamaría para la selección y le acusa de jugar más a la play que de coger la responsabilidad de tirar de la selección. 

Duro, muy duro. Pero, insisto, a Maradona no hay que hacerle caso cuando habla de Messi porque le pueden la soberbia y los celos. Me refiero a la rivalidad entre uno y otro por ocupar el corazón de los argentinos como mejor futbolista de la historia. En este sentido, Maradona es mucho Maradona, la suya es la historia de un niño humilde que llegó a lo más alto del fútbol y ganó un Mundial para Argentina. Messi, en cambio, se fue de niño, se hizo futbolista en el Barça y no ha podido ganar un Campeonato del Mundo. Y Diego explota este relato sesgado en beneficio propio cada vez que puede. No es justo y él lo sabe. Y lo sabe Messi, que jamás ha lanzado ni una sola mala palabra sobre Maradona. Esta es la gran diferencia: a uno le puede la soberbia y el otro evita el conflicto. Hay más diferencias, las futbolísticas están a la vista de todos, las otras me las voy a callar... Seguramente, tampoco sería justo.