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Aitana Bonmatí

Aitana Bonmatí / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Aitana Bonmatí mandó un beso al cielo y pronunció esta palabra hace un año en Turín. Videos hay que lo corroboran y a lo largo y a lo ancho de estos 365 días se ha trabajado con rabia y con voluntad para ello.

Faltó de lo primero en los cuarenta y cinco minutos en los que se encajaron dos goles y sobró de lo segundo en los siguientes. Una segunda parte absolutamente brutal llevó al Barça Femení al cielo de las más grandes y a todo el barcelonismo a multiplicar su orgullo por este equipo y esta sección en todas sus categorías. En Eindhoven estuvo Cíes, un bebé de ocho días hijo de Jonatan Giráldez (31 años).

Y un socio de ochenta que llegó con sus nietos a Eindhoven. Lloraba a mares el técnico blaugrana viendo a su recién nacido en la grada y se abrazaban los veteranos y veteranas de este club en sus casas que han encontrado en los equipos femeninos el orgullo, la reivindicación y la apuesta real por unos valores. Ellas han derribado muros pero las han empujado los miles de personas que han estado detrás desde el primer día que saltaron al terreno de juego de la igualdad.

En el césped, las princesas reinaron. Porque la corona que luce Alexia la han sustentado unas compañeras que han notado su ausencia, cierto, pero que han crecido y se han creído que ellas también son reinas.

Cayeron juntas en Turín y se levantaron en una segunda mitad en Eindhoven que ya pasará a la historia del fútbol. Una generación irrepetible que aún no es consciente de todo lo que ha dado a este deporte. Unas jugadoras que se han currado la fortaleza mental y ayer lo demostraron.

Sandra, Mapi, Irene, Mariona, Graham, Patri, Aitana, Luci, Fridolina, Salma, Keira, Claudia, Alexia, Asisat, Cata, Jana, Laia, Crnogorcevic, histórica Marta, Geyse, Bruna, Nuria, Engen y Vicky, gracias. Heu tornat.