Toque de atención para el Barça

Laporta, con el equipo tras la final de la Lliga Catalana

Laporta, con el equipo tras la final de la Lliga Catalana / DAVID RAMÍREZ

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

LA LLIGA CATALANA

Una derrota inesperada. El Manresa se llevó el título de la Lliga Catalana en una final en la que superó al Barça con claridad. Un equipo manresano plagado de jugadores recién llegados al equipo, pero que se tomó el duelo con muchas más ganas y ambición que los blaugranas. El mismo Abrines reconoció al final del partido que habían fallado en no saber, o querer, igualar la agresividad y energía que mostraron los de Pedro Martínez. No deja de ser una anécdota esta derrota, sucedió lo mismo hace ahora un año contra el Andorra, pero el Barça no debe olvidar que se trataba de un partido oficial y que estaban obligados a mostrar una imagen bien diferente. El próximo fin de semana se disputará la Supercopa, en ‘semis’ se las verá con el Valencia de Peñarroya y espero que los jugadores de Jasikevicius hayan aprendido de los errores cometidos ante el Manresa. En especial, de la necesidad de jugar con una mentalidad adecuada para que las rotaciones y probaturas de Saras no acaben desequilibrando a los blaugranas. No hay excusa para que el Barça sea tan intenso y agresivo –o más– que su rival. A partir de esta premisa, el equipo tiene una enorme capacidad de mejora. La plantilla es de un gran nivel, pero hay que demostrarlo. 

ROTACIONES Y ROLES

La Lliga Catalana fue un buen laboratorio de pruebas para Jasikevicius. Movió sus piezas a destajo y el resultado fue diverso. Por ejemplo, en la posición de base la rotación entre Calathes, Laprovittola y Jokubaitis no fue efectiva en la final y fueron superados por sus pares. Calathes aún no está fino, Laprovittola parece que ejercerá de especialista y el joven Jokubaitis puede convertirse en la gran sensación de la temporada por su capacidad para dirigir, ser intenso en todas sus acciones y con capacidad para anotar. Es cierto que en la Lliga Catalana Saras no contó, por problemas físicos, con Sanli y Oriola. Se notó en la casi nula intimidación defensiva y el escaso juego interior. No obstante, Davies siguió en buena línea y Smits fue una pieza solvente como recambio de un Mirotic dubitativo. Pero fue en las posiciones de dos y tres donde el equipo sufrió más. Los cañoneros –Abrines, Higgins y Kuric– no acabaron de encontrase cómodos y Hayes, flamante fichaje, estuvo muy intermitente, pero dio muestras de ser un jugador con recursos, con muchos puntos en sus manos y que a buen seguro contará con la confianza del técnico.

La clave: hay mucho margen de mejora y la plantilla es de gran nivel, pero hay que demostrarlo.