Y sí, todos vuelven a temer al Barça

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E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

La temporada pasada ocurrieron un montón de cosas. Muchas. Muchísimas. Grandísimos equipos, tremendos, dominaron sus campeonatos. El Barça volvió a arrasar en España (empieza a ser una tónica que, por desgracia, muy pocos valoran y eso que Zinedine Zidane va loco por conseguir ganar la Liga); la Juventus hizo lo mismo en el Calcio; el Manchester City, con golazo ‘in extremis’ del defensa belga Vincent Kompany, en Leicester (todos, todos, le gritaron que no chutase, incluido Pep Guardiola), le ganó el más maravilloso de los pulsos a un tremendo Liverpool, que, días después, se adjudicaba la Champions ante la revelación de la temporada, el ‘modesto’ Tottenham de Mauricio Pochettino.

Y el Ajax abrió los ojos (de nuevo) al mundo sobre lo maravillosa que es su cantera, su fútbol, su organización y su multicolor apuesta por jóvenes de todos los continentes, blancos, rubios, negros, amarillos; todo lo contrario del nuevo ridículo del milmillonario PSG, que volvió a fallar en el momento (menos) más oportuno.

No deja de ser curioso, gracioso, sorprendente, increíble y muy meditable que, después de todo eso y, sobre todo, después del inmenso, impensable y tremendo ridículo del Real Madrid, fuera y dentro del campo, en el palco y en el banquillo, con varios escándalos, ruido, amenazas, casi expedientes y una de las peores temporadas de sus más de 100 años, dicen, de gloria, todos los comentarios, todas las miradas, todos los programas de radio y televisión, todos los textos, se dirigiesen, durante semanas y meses alrededor del fracaso (en Champions, luego, sí, también perdería la final de Copa) del Fútbol Club Barcelona.

El Barça sigue tropezando

La razón, recuerden, es que el Barça seguía tropezando, pese a tener al mejor futbolista del mundo (y una de las mejores plantillas, claro), en la misma piedra: fracasar, no ganar, no llevarse la Champions. Como todo el mundo le creyó, entrado el mes de mayo, poseedor de un nuevo e histórico triplete, al no conseguirlo, los aplausos se convirtieron en lanzas y Josep Maria Bartomeu, que apura sus últimos años al frente del Barça y no parece dispuesto a sucumbir ante determinados comentarios (es más, no suele temer texto alguno), decidió reforzar la figura de Ernesto Valverde, en el que sigue creyendo ciegamente, y lo que ha hecho ha sido mejorar su equipo y mucho.

Tras aquel inmenso tsunami que despreció todo lo azulgrana, no deja de ser gracioso (y curioso, y llamativo) que el Barça siga siendo el gran adversario a derrotar en la campaña que aún no ha comenzado. Se refuerza el Real Madrid para ganarle la Liga y se refuerza (a lo grande) el Atlético para acabar con su hegemonía.

La llegada de De Jong y Griezmann convierten la estelar plantilla azulgrana en objeto de deseo por parte de todos los entrenadores del planeta y, sí, es posible que tanta estrella permita al ‘Txingurri’, que deberá armarse de valor, aunque de eso siempre ha estado sobrado, para convertir las rotaciones en el pan nuestro de cada día.

Plantilla casi cerrada

Hasta Suárez, que decían era el único que no tenía recambio (Messi, tampoco, pero Messi ya había aceptado muchos descansos ‘pactados’ y más este año que viene de la Copa América), va a sentarse más de una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez veces. Por más que le duela a él y a su amiguito. El que salte al césped (Griezmann o Dembélé, por citar dos posible sustitutos) será tan bueno como él. Fijo.

Es evidente que la plantilla del Barça está casi cerrada, por no decir cerrada del todo. Es evidente (a mi entender, ya saben) que Neymar deberá quedarse en París o ir a Turín. Es evidente, cristalino, que la noticia de que Hacienda espera que ‘Ney’ gane sus primeros 35 millones de euros en su nueva etapa española (¿Barça? ¿Real Madrid?) para arrebatárselos de inmediato, le alejan, definitivamente, del fútbol español.

El Barça, que en el último mes de la pasada temporada estuvo en todas, todas, todas, las fases finales de las Champions de los grandes deportes y ganó, de nuevo, la Liga con una mano, sigue, pese a lo tocado que muchos lo consideraban, intacto, entero, con una plantilla extraordinaria y con el deseo y el objetivo que algunos de los sueños incumplidos del pasado curso se materialicen en este. Parece que, de nuevo, tendrán que ser los otros los que se preocupen del renacido Barça.

Cucurella

PD: Solo tres o cuatro líneas para mostrar mi perplejidad (y no señalo a nadie porque desconozco de quién ha sido la idea), por el hecho de que el excelente lateral zurdo Marc Cucurella no sea el muchacho ideal para doblar la posición de Jordi Alba en el Barça. Creo que, difícilmente, el club encontrará a alguien mejor que él. Me parece injusto que ese chico, que tanto gusta a todo el mundo, no tenga una oportunidad en esta plantilla.