Todo lo que separa al Barça del Real Madrid

El Barcelona llega al partido tras vencer en dos ocasiones consecutivas al Real Madrid

El Barcelona llega al partido tras vencer en dos ocasiones consecutivas al Real Madrid / sport

Toni Frieros

Toni Frieros

Nunca me ha gustado hacer leña del árbol caído ni meter el dedo en la llaga. Ni reírme de las desgracias ajenas, porque algún día, tarde temprano, tú puedes estar en esa misma tesitura. O peor... Eso sí, también estaríamos haciendo un inadmisible ejercicio de hipocresía si no admitiéramos que el barcelonismo disfruta de los males del Real Madrid como si de la celebración de un título se tratara. Ayer era el tema de conversación en los cafés de Barcelona.

Acoquetemos pues ese sentimiento dentro de la enconada e histórica rivalidad que vienen protagonizando ambas entidades desde tiempos inmemorables, teniendo en cuenta que idéntica sensación experimentan los madridistas cuando es el Barça quien se da de bruces. Por lo tanto, están empatados. Ahora bien, de la misma forma que Barça y Real Madrid se parecen en tantas cosas, son muchas más las que les separa. Por ejemplo, la forma de afrontar y manejar una crisis.

Autocomplacencia en el Real Madrid

Lo he dicho y lo que escrito muchas veces. Si fuera el Barça quien estuviera eliminado de Copa del Rey, y a más de doce puntos del Madrid en la Liga, no habría Champions League que evitara que Bartomeu y Valverde salieran en globo. El Real Madrid vivió el martes una de las noches más negras de su historia y Florentino Pérez, a estas alturas del día, sigue siendo el presidente y Santiago Solari su entrenador. Una inacción total. Eso, en el FC Barcelona, sería impensable.

Y sería imposible porque el Barça es otra cosa. Tiene un nivel de exigencia altísimo y no comulga con la autocomplacencia. Recuerdo que en enero de 2015, el Barça de Luis Enrique perdió en San Sebastián después de dejar en el banquillo a Leo Messi Neymar. El monumental enfado de la gran estrella azulgrana, ante el modo de actuar del entrenador, provocó una crisis mayúscula. La herida se cerró, resumiendo mucho, con Andoni Zubizarreta cesado y convocando elecciones anticipadas.

De aquella decisión de Bartomeu y de los que intervinieron en apagar el fuego (Unzue Albert Soler entre otros), nació el segundo triplete de la historia del club. Hubo reacción, se tomaron  decisiones valientes y el tiempo se encargó de demostrar que era lo necesario.

No tengo la más mínima duda de que la grieta por la que ha terminado cayendo todo el Real Madrid empezó a abrirse cuando Cristiano Ronaldo, en un impresentable acto de egocentrismo, le chafó la guitarra al Madrid después de levantar su tercera Champions consecutiva. CR7 se fue por la puerta de atrás, como si no hubiera jugado nunca en el Madrid, y a los pocos días quien también abandonó la nave blanca fue Zinedine Zidane

¿Quién marca el estilo de juego del Madrid?

Ni un atisbo de autocrítica, ni un porqué había ocurrido eso en un periodo tan dulce e  histórico... Nada. ¿Dónde estaba la planificación del Real Madrid? ¿Nadie había hablado con Cristiano Zidane? Da la impresión de que el Real Madrid es Florentino Pérez. Que él vende, él ficha y él lo decide todo. 

De entrada, el Barça, gane o pierda, tiene un estilo de juego y una estructura deportiva y metodología adaptada a ese ADN. En el Madrid, siempre ha dependido del entrenador de moda y del galáctico de turno. No hay nexo de unión entre el primer equipo y el fútbol formativo. A lo que salga...

Y mientras en Madrid crece la sensación de que el club es propiedad de una sola persona, que ha acomodado los estatutos del club a sus propios intereses, el FC Barcelona se rige por otros valores y tiene un modelo de gestión más transversal. Dos caminos diferentes para llegar al mismo sitio. El Madrid tardará más.