Todo cambia para que nada cambie: el Barça sigue colgado de Messi

Messi, infalible, no faltó a su cita con el gol en la primera jornada de Liga

Messi, infalible, no faltó a su cita con el gol en la primera jornada de Liga / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Proyecto nuevo, viejas costumbres. El Barça ha emprendido este verano una profunda reestructuración de su plantilla, con cuatro altas y otras tantas bajas, pero en lo esencial nada parece haber cambiado: un año más, como si el tiempo se hubiera detenido, el Barça sigue colgado de Messi, convertido desde la primera jornada en el futbolista total que puede con todo.

Y es que prácticamente todo lo bueno que le sucedió al Barça en el partido tuvo que ver con Messi, que hubo momentos en que pareció jugar de Xavi y de Iniesta a la vez, como si cada año fuera capaz de asimilar y sumar en su fútbol la última pérdida de talento. El problema es que, especialmente en la primera parte, el centrocampista fue Messi, el creador fue Messi, el chutador de faltas imposibles fue Messi, el pasador fue Messi, el creador fue Messi y por supuesto el goleador fue Messi. En la segunda parte, la entrada de Coutinho descargó a Messi, y le dio al equipo un punto añadido de velocidad y definición. Al Barça se le vio siempre muy convencido del plan que debía ejecutar, pero el problema es que nunca encontró la velocidad adecuada para hacerlo. El Alavés se sentía muy cómodo con la lentitud de los blaugrana, y no fue hasta el gol providencial de Messi que los blaugrana empezaron a encontrar grietas en la estructura del rival.

A pesar de ser el primer partido de la temporada, hubo tres mensajes trascendentes en la alineación de Valverde. El primero fue un gesto de cortesía hacia la plantilla que le dio el doblete: ningún fichaje de este año, incluidos los de enero, fueron titulares, su particular forma de respetar la jerarquía de la antigüedad que se da en cualquier vestuario. Por muy bueno que sea el que llegue tiene que atender a una vieja norma: tiene que ganarse el puesto que previamente se había ganado su compañero. El segundo tuvo que ver con la alineación de Sergi Roberto en el medio campo, que abre una nueva vía, inexplorada el pasado año, de buscar la explosión definitiva del centrocampiosta de Reus, aunque Aspiazu se encargó de puntualizar, unos minutos antes del partido, que su alineación en el medio se debía a una cuestión defensiva. El tercer mensaje tiene que ver con la suplencia inicial de Coutinho, que demuestra que esta temporada habrá una dura lucha para hacerse un hueco en el once titular. O lo que es lo mismo: se acabaron los onces de gala. Valverde tiene ahora una plantilla más competitiva, algo que puede provocar tensiones, inexistentes los últimos años cuando ya se sabía de antemano los 11 jugadores que empezarían el partido. En cualquier caso, todo cambia para que nada cambie. El Barça aplica la máxima gatopardiana y sigue agarrado a su particular semidios que lleva el número ’10’.