El tobogán de la Gran Muralla

El tobogán de la Gran Muralla

El tobogán de la Gran Muralla / sport

Siro López

Siro López

Día espléndido el que ha amanecido hoy en Pekín. Como no jugaba España la mayoría de seguidores, familiares de jugadores y medios de comunicación lo hemos aprovechado para darnos un garbeo, unos por la ciudad y otros, la gran mayoría, por la Gran Muralla. Los que se han quedado por aquí lo han tenido un poco más complicado porque la ciudad ha estado cerrada al público en los tres distritos,  o círculos como les llaman aquí, más cercanos a la plaza de Tian’men. Tengo dos versiones para explicar el porqué de esta medida. Una que me explicaba un compañero que reside en China es porque Pekín recibía hoy la visita de un altísimo mandatario del gobierno chino y la otra, igual mas factible, es que con motivo del puente, ayer fue fiesta nacional en el país, los organizadores del 70 aniversario de la proclamación por Mao de la República Popular China, han aprovechado para hacer un ensayo general de lo que se va a poner en escena el próximo 1 de octubre. Quizás todo ello explique las grandes medidas de seguridad que hay en la ciudad y los cacheos y retenciones, nosotros lo vivimos en carne propia, que están realizando en las inmediaciones de la Plaza de Tian’men. 

Los que hemos decidido ir de excursión a la Gran Muralla hemos disfrutado, como les decía al principio, de una jornada presidida, desde primera hora del día, por el sol. Para visitar una de las nuevas maravillas del mundo hay varias opciones, la más recurrente  es la de Badaling a unos 60 kilómetros de Pekín pero, por recomendación de mi amigo y compañero Paco Rabadan, nuestro destino fue el tramo de Mutianyu. Un par de horas para llegar y recorrer los 80 kilómetros que separan la gran urbe de esta localidad, sendos accidentes ralentizaron  nuestra marcha, y a eso del mediodía ya estábamos al pie del telesilla, también puedes subir en teleférico, que nos iba a subir hasta lo alto de la muralla. El lugar es sencillamente espectacular. Contemplando lo escarpado del paisaje te parece increíble que la mano humana haya podido construir esta fortificación de más de 20.000 kilómetros de longitud. En total nos hemos dado un paseo de una hora, tiempo suficiente para hacernos una idea de la maravilla que estábamos recorriendo. El regreso nos dejaba una sorpresa final. Aunque también puedes bajar por otros medios, el que lo desea puede descender en una especie de trineo por un tobogán de casi un kilómetro de longitud y en el que puedes alcanzar una velocidad media de 20 kilómetros por hora. Ese fue el final de nuestra jornada. Arriesgando el físico al más puro estilo Indiana Jones.