Un título para impulsar el proyecto de Koeman

Koeman saludando a Messi en el partido ante la Real Sociedad

Koeman saludando a Messi en el partido ante la Real Sociedad / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça de Koeman es un proyecto en construcción. Un proyecto surgido de una crisis histórica. Y de una revolución. El equipo ha deambulado durante los últimos cuatro meses entre el desasosiego y la ilusión, ofreciendo más dudas que certezas. Inmerso en una profunda transformación, con un entrenador que también ha sufrido su particular proceso de adaptación a la realidad de una plantilla que, seguramente, no es la que le gustaría tener. Con el paso de las semanas, y especialmente en los tres últimos partidos, todos los intereses han acabado confluyendo y todas las piezas han culminado su encaje. Y eso ha sido posible gracias, básicamente, a las victorias. Construir a través del triunfo siempre es más fácil. En este escenario, Messi ha brillado como lo que es, el mejor futbolista del mundo. Y, alrededor del crack argentino, ha explotado Pedri, ha crecido De Jong, ha resucitado Dembélé y hasta ha despertado Griezmann de lo que parecía un largo e interminable letargo.

Y es en estas circunstancias favorables, mucho más favorables que hace solo un mes, que el Barça afronta la Supercopa de España. Una competición en la que parte como claro favorito, no solo para derrotar esta noche a la Real Sociedad y plantarse en la final del domingo (hipotéticamente contra el Madrid), sino también para ganar el título. Un título que, a pesar de ser menor, sería, en esta ocasión, trascendental para que la difícil construcción del proyecto cogiera un gran impulso. Sería una sobredosis de moral conquistar esta Supercopa y, aún más, derrotando al Madrid en la final. 

Pero no adelantemos acontecimientos. Primero hay que superar a una Real en caída libre, que solo ha ganado uno de sus últimos nueve partidos de Liga (curiosamente ante el Athletic en San Mamés), con cuatro derrotas y cuatro empates. La superioridad blaugrana es, en estos momentos, manifiesta. Pero el partido debe jugarse. Desde el respeto. Aunque si el conjunto de Koeman actúa con la misma eficacia de sus últimos encuentros, la victoria no puede escaparse.