El tiempo amenaza lluvia

El FC Barcelona y el Real Madrid viven dos realidades paralelas

Lenglet, Alba y Piqué, fijos en la defensa del Barça

Lenglet, Alba y Piqué, fijos en la defensa del Barça / Javi Ferrandiz

Gerard López

Gerard López

El FC Barcelona y el Real Madrid viven dos realidades paralelas, lejos ambos de los días de gloria de antaño. Esto parece a tenor de lo que estamos viendo en las últimas semanas en las que ambos se pelean para saber quien es el menos malo para ganar esta Liga.

Y es que las dos plantillas tienen algo en común:  cada vez son menos fuertes. El Madrid perdió a Cristiano y el Barça, 17 años después, aún tiene a Messi como su jugador referencia. Los jugadores de primera y segunda línea de los dos equipos van sumando años con lo que su influencia es menor. Han perdido la relevancia y la frescura de otros tiempos. El relevo, además, no acaba de llegar. Nadie está para tirar cohetes.

No solo es un tema de supervivencia del Barça sino también del Madrid, que no va sobrado. Va muy justo de fuerzas y puede estar jugándose el título e ir deambulando por el campo. Tanto en la Champions como en la Liga, el Barça está, hoy, un peldaño superior. Pero esto no es garantía de nada porque el tropiezo puede llegar en cualquier momento. El tiempo amenaza lluvia.

Los jugadores

El Barça saca adelante partidos sin brillantez. Ahí está el caso de la Real Sociedad, el Granada o Getafe. Pese a no jugar bien, sí hay un ejercicio de competitividad y supervivencia. Hay gestos que delatan la implicación de los jugadores: Estando lesionado o mareado, Piqué acabó siendo el mejor del partido. O Messi celebrando con rabia y saltando el gol de penalti. Son dos maneras de interpretar el partido que demuestran cómo viven los jugadores la situación del equipo. Ellos no van a dimitir. Sacan fuerzas de donde no las hay o quedan poquitas para tirar adelante los partidos.

Un club agrietado

Los encuentros sirven para constatar la realidad del equipo. Si estos se juegan en casa, se puede apreciar también cómo lo vive la afición. Antes del inicio, hay una crítica abierta a la junta directiva por el tortuoso camino tomado en la mayoría de las decisiones importantes. Es un ejercicio maduro y sensato de la afición que sabe diferenciar entre criticar al palco y animar al equipo en este rush final de la temporada. 

Hay marejada porque, tal y como dijo Piqué, “el club está en debilidad”. Hay incendios abiertos que necesitan una explicación, tal y como solicitó el propio Messi. Pero, como es habitual en estos casos, hay silencio por parte de la junta directiva, esperanando que los goles tapen las miserias del club. Está el tema de las redes sociales, el tema del Espai Barça, el de la  inquietud económica por la deuda del club... 

Decadencia

Los resultados van a decir qué le va a pasar al Barça en un futuro no muy lejano. Este clima de incertidumbre no es el escenario ideal para que el  equipo gane competiciones ni para gobernar un club tan complejo como es el Barcelona. En los próximos años hay que sustituir la mejor generación de jugadores de la historia del club, hay que readaptar el Espai Barça... Un sinfín de decisiones complejas que van a marcar qué hará el Barça en la próxima década.

No sé si esta junta, con todos los líos y con la división interna que sufre, es la principal capacitada para liderar este futuro tan importante. El socio, que es listo y no se le engaña más, es consciente de este momento tan delicado en el que se encuentra la entidad azulgrana. Lo seguiremos muy de cerca.