Ter Stegen rugió y el Barça dio la cara en Mallorca

Araujo, en una imagen ante el Mallorca

Araujo, en una imagen ante el Mallorca / Javi Ferrándiz

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

La visita del Barça a Son Moix empezó con un bonito homenaje a Samuel Eto'o. Se desveló un mural para dejar constancia de la huella que dejó en Mallorca y que le catapultó al Barça el verano de 2004. Si algo tenía el camerunés eran siempre unas ganas incansables de ir a por todos los balones y de luchar, luchar y luchar.

El Barça de Xavi, mermado por las bajas del coronavirus y lastrado por la norma federativa que impide alinear a tantos futbolistas de la cantera como se quiera, saltó a Son Moix con un once que estaba claro que no era el de referencia para Xavi, ni para los aficionados, pero al fin y al cabo es el once que se podía alinear con la situación actual que nos ha tocado vivir. Y la gran noticia fue que aunque no sea con sus hombres más habituales, en posiciones que quizás hacía tiempo que no les veíamos ocupar, el Barça jugó. El equipo no se escudó en los cambios y aunque las piezas no jugaban de memoria trataron de jugar y conservar y cuidar el balón. En la primera mitad combinaron con mucha más precisión y en la segunda mitad tuvieron que tirar de solvencia cuando el Mallorca aprovechó más los errores defensivos del equipo blaugrana

El delantero de referencia del equipo, Luuk de Jong, sabe perfectamente que no es la primera opción de Xavi y que se le busca una salida, acompañado por Jutglà e Ilias peleó durante muchos minutos hasta que al final y tras dos palos consiguió marcar en la portería de Manolo Reina. Al final el Barça supo dar la cara en Mallorca y aunque no fue una exhibición sí que fue una buena declaración de intenciones de lo que quiere que Xavi sea su equipo, un estilo de fútbol y una manera de jugar y de ganar.

Al final del partido hubo un rugido en el campo y no fue del 'león' Eto'o sino que fue obra de Marc-André Ter Stegen, un grito de rabia y euforia tras sacarse de la manga un paradón que hacía años que no se lo veíamos. Brazo rígido, duro contundente y balón desviado. El que habría sido el empate del Mallorca en el tiempo de descuento se convirtió en el mejor chute de energía para un equipo que necesita todos los 'inputs' positivos que pueda encontrar.