Tarjetas amarillas

En el partido del jueves contra la Real Sociedad pasó algo que me hizo pensar en un aspecto del juego que a menudo me hace reflexionar: las tarjetas amarillas y, sobretodo, cuándo se sacan.

La Real Sociedad empezó el partido presionando fuerte al Barça. La intensidad de los donostiarras era tal que apenas se habían jugado dos minutos que aparecía la primara falta digna de tarjeta. En la retransmisión del Va de Barça en Radio Flaixbac todos saltamos reclamando tarjeta, pero el árbitro no la sacó, y el partido siguió como si nada.

¿Por qué una entrada dura no es tarjeta dependiendo del minuto en que se hace? Sucede que, si es temprano, los árbitros tienen la tendencia a no sancionar con tarjeta una determinada acción que minutos más tarde sí que sería merecedora de cartulina. ¿A qué se debe esto? Nunca lo he entendido. Es totalmente injusto. Una entrada es tarjeta si es lo suficientemente dura, sea el minuto que sea.

Los árbitros son conscientes de que si enseñan una tarjeta en los primeros minutos de partido se ponen el equipo en contra y, evidentemente, el partido se les complica. El debate es si es preferible no sancionar una acción para tener un partido más tranquilo o imponer el criterio del reglamento y sancionarlo todo, sea cual sea la consecuencia.

Yo creo que se debe sancionar lo que el árbitro o el VAR crean sancionable, independientemente del minuto de juego que sea.

Es responsabilidad de todos, pero sobretodo de los jugadores, entender que no pueden increpar al árbitro si enseña una tarjeta en el minuto uno. Si es tarjeta, es tarjeta y punto. Sea amarilla o roja.