Yo también soy hijo de Maradona

Maradona

Maradona / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Este artículo de mierda que escribo no llega a la suela del zapato de la persona a la que está dirigido. Maradona no es quien es porque haya sido futbolista, sino porque, siendo futbolista, el mejor, demostró a quienes le idolatraban, le idolatramos y le idolatraremos que se puede ser algo más de lo que el sistema dice que debes ser. Maradona es mi padre, Eduardo San Antonio, que vivió nueve años en un búnker en la playa de Cabrera de Mar porque no tenía, junto a su madre, la yaya Pilar, y sus hermanos y hermanas donde vivir.

El fútbol es solo la excusa que encontró Maradona para hacer su revolución. El gol con la mano a Inglaterra es una anécdota en su relato vital, como lo es, mucho más, el gol posterior que marcó yéndose de todo el mundo para reírse del mundo. Escribo esto mientras escucho a Maradona cantar ‘La Mano de Dios’ de Rodrigo y las lágrimas caen a peso pensando que Maradona es toda esa gente que lucha por su gente. Y llegas a la conclusión de que amas a Maradona porque amas a tu familia. A tu padre, a tu madre y a todos aquellos que han hecho lo imposible para que tú, un cualquiera, esté escribiendo estas líneas en un diario como este. Como si tú, que vendes naranjas en la frutería, o tú, que vas de un lado a otro repartiendo mercancía, fueras Maradona. Y sí, lo eres. Porque El Diego quiso demostrarte que puedes ser él. Porque, vengas de donde vengas, estás hecho de esa pasta de la que está hecha el pueblo. Maradona no sería nadie si solo hubiera marcado con la mano en un Mundial o recorrido la mitad del césped con el balón pegado a su zurda. Maradona es lo que es porque demostró al mundo que el pueblo, cuando quiere, manda. “Os quiero a todos”.