Sustituir millones de euros por emoción, el truco

Mbappé era un hombre feliz al término del partido

Mbappé era un hombre feliz al término del partido / EFE

Guillem Balagué

Guillem Balagué

Pronto se cumplirán diez años de los cuatro clásicos en once días, aquellos partidos que acapararon la atención de todo el mundo. Para los más jóvenes: no se hablaba de otra cosa. Se llegó a los cuatro encuentros (de Liga, final de Copa y seminal de Champions) con el país dividido, con una tensión que lo empapaba todo y que traspasaba fronteras. En el Reino Unido tuvieron una audiencia que no se ha vuelto a repetir, lo vio más gente que los mejores encuentros de la Premier. Se construyeron trincheras como nunca antes (muy familiares ahora), se debatía desde el extremo, ser neutral era como querer andar sobre el agua, una imposibilidad que nadie contemplaba. De todo aquello surgieron libros, documentales y al final una tremenda melancolía. Pero además se produjo un efecto inesperado: los chavales de entonces se hicieron del Barcelona o del Madrid, y no necesariamente como segundo equipo.

Tuve acceso a un informe de Facebook que confirmaba que por aquel entonces los tres equipos más seguidos en la Gran Bretaña eran los dos conjuntos españoles y en tercer lugar, el Manchester United. Esos resultados se pueden extrapolar al mundo anglosajón, a medio mundo, vamos. Un grupito de aquellos niños o adolescentes que se juntaron para ver aquellos Pep contra Mourinho, Ronaldo contra Messi (se empezaba a individualizar este deporte tan colectivo, convirtiéndolo en productos de venta fácil) son ahora jugadores profesionales que sueñan (sí, han soñado y siguen haciéndolo) con jugar en nuestra liga, con vestir sus camisetas, con formar parte de aquel espectáculo irrepetible aunque ahora esté algo marchitado. Algunos lo están intentando, aunque a sus agentes les eche para atrás el escaso adquisitivo de los nuestros.

Harry Winks (25 años) juega como un centrocampista del Barcelona e intentó fichar en enero por un equipo de la parte alta de LaLiga y va a insistir en verano. David Alaba (28) quiere venir al Real Madrid o al Barcelona (no descarten al Barça), aunque pagan mucho más en la Premier. Mbappe (22) tenía pósters de Ronaldo en su habitación juvenil y querría que el Madrid encontrara 200 millones para ficharle en junio. Haaland (20) espera una oferta del Barcelona si Laporta gana las elecciones. Cuando Harry Kane (27) dice que quiere jugar en el extranjero en algún momento, se refiere al Barcelona o al Madrid. Habrá que sustituir algunos millones por emoción: que les envíen un enlace con imágenes de Xavi y Casillas capitaneando a sus equipos, y recuerden lo les hizo sentir aquello