La Superliga es la de la FIFA

Gianni Infantino, durante el acto de presentación de la competición

Gianni Infantino, durante el acto de presentación de la competición / AFP

Marc Menchén

Marc Menchén

Mientras esperamos al pronunciamiento final del Tribunal General de la Unión Europea (Tgue) sobre el devenir de la Superliga, a más de 9.000 kilómetros de distancia de Luxemburgo, en Ruanda, se aprobó una competición que no se aleja mucho de a lo que aspiran los gigantes del fútbol continental.

La FIFA aprobó por unanimidad el nuevo Mundial de Clubes, una cita que debutará en 2025, se disputará cada cuatro años y contará con la participación de 32 equipos. De estos, doce equipos procederán de las competiciones de UEFA y, oh sorpresa, un repaso a las bases refleja que prácticamente todos los impulsores de inicio de la competición cerrada y hoy ya mutada a un sistema de tres divisiones estarían presentes.

En concreto, estarán los ganadores de las últimas cuatro ediciones de la Champions League previas al Mundial y los otros ocho serían los mejor clasificados por coeficiente. Dicho de otro modo, de los promotores iniciales sólo se quedarían fuera Atlético de Madrid, Arsenal FC y Tottenham Hotspur. El resto estarían todos dentro y, si se cumpliera el plan de negocio de Gianni Infantino, la problemática en torno a los desequilibrios en el balance competitivo volverá a aflorar.

En un deporte cada vez más industrializado, los reguladores han optado por proteger su posición intentando ser de utilidad para los clubes. Dicho de otro modo, intentando generar más dinero para unos equipos que, cuando pueden, siempre cuestionan la obligatoriedad de ceder a sus empleados a las selecciones nacionales a cambio de una compensación ridícula; ni un 10% de todo lo que genera el Mundial por países. Y, en ocasiones como esta, sin medir las consecuencias que puede tener en los siguientes niveles de la pirámide competitiva.

Para el aficionado, no tengo ninguna duda de que el producto será atractivo, pero está por ver qué incidencia puede tener en el valor de otras competiciones. Pese a que sea cada cuatro años, no dejará de ser algo muy parecido a lo que hoy son las fases finales de la Champions League, aliñada por la presencia de los mejores equipos del resto de continentes, con especial interés al enfrentamiento Europa-Latinoamérica. Y eso puede tener repercusiones en el valor de los derechos de la competición, como lo tendrá para el resto.

Si algo han dejado claro las televisiones es que la tarta no va a ser más grande porque se inventen nuevos formatos. El dinero es el que hay hoy, y lo único que cambiará es la redistribución de qué presupuesto se asigna a cada torneo en función de lo que sea capaz de ofrecer.

In memoriam del patrocinio de las apuestas

La prohibición de la publicidad de las casas de apuestas no ha conseguido ninguno de los objetivos que perseguía. Pese a su ocultación de las camisetas de los equipos de fútbol, el gasto en juego online continúa creciendo cada trimestre. Mientras, a los clubes de LaLiga se les eliminó de la noche al día una fuente de ingresos que aportaba más de 70 millones de euros por temporada. Y lo hizo en el peor momento posible: justo cuando estallaba la pandemia.

Por suerte, pensaron algunos, emergieron compañías de reciente creación que prometían traer el futuro y muchos millones a través del universo cripto. Otros confiaron en que el boom del consumo digital atraería a plataformas de compraventa online en busca de credibilidad a través del fútbol. Y es cierto que llegaron, y que tal como llegaron se han ido dejando impagos o rescindiendo cuantiosos contratos.

Los equipos que firmaron con Bitci litigan por cobrar el millón de euros que en la mayoría de casos dejó sin pagar a cada uno esta compañía turca; Cazoo sale de tres camisetas de LaLiga y ACB pagando este año, pero tratando de liberarse de pagar casi 7 millones anuales las próximas temporadas, y el Atlético de Madrid, que se cobró anticipadamente el primer año de WhaleFin, lleva semanas buscando una alternativa que iguale esos 42 millones de euros.