La Superliga y lo poco que contamos

Barcelona y Madrid, dos de los grandes a favor de la Superliga europea

Barcelona y Madrid, dos de los grandes a favor de la Superliga europea / Javi Ferrándiz

Guillem Balagué

Guillem Balagué

Nos están cambiando el fútbol y no hay nada que podamos hacer. Las fuerzas que mueven este deporte se están reuniendo, conjurando, discutiendo hacia dónde habría que ir y a esas reuniones no nos han invitado. Estamos justo ahora en un momento único que podría servir para darle un impulso a tendencias que se vienen dibujando: los ricos quieren más y, como el fútbol es un reflejo de la sociedad, seguramente en poco tiempo tendrán más

En el 2024 hay que acordar un nuevo calendario, se deben volver a vender los derechos de televisión, se tienen que aprobar de nuevo las reglas que rigen la relación entre la UEFA y los clubes. Por ahora lo que hay a partir de ese año es un campo abierto y por plantar. Toca reorganizarlo todo, y los presidentes y dueños de los clubes europeos más conocidos (americanos, rusos, de los Emiratos, pero también los de nuestra Liga) lo tienen claro: se requieren nuevos ‘incentivos’ para que el show continúe, para -nos dicen- seguir haciéndolo atractivo. ¿Cómo puede ser, se preguntan, que la mayor competición deportiva del año (la final de la Champions atrae a 350 millones de seguidores, a diferencia de la Super Bowl con 100) cuenta con casi mil millones de euros menos en premios? 

La amenaza de la Superliga europea sirve para asustar y así, como mínimo, estirar la Champions para que cada vez se parezca más a la inevitable Superliga, es decir, con clubes que tengan garantizada su presencia y premios, y disminuir al mínimo la inestabilidad. Se pretende reducir el número de participantes en las competiciones domésticas e incluso crear ligas nuevas (una escandinava o una centroeuropea, con belgas, escoceses, holandeses…).

En Europa se dice que el deseo de cambio está siendo dirigido por Florentino Pérez y el FC Barcelona. No es del todo verdad. Lo que ocurre es que los ingleses y los alemanes engañan a sus medios porque temen la reacción de una afición (y unos medios) más politizados que los nuestros y muy en contra de cualquier cambio que beneficie principalmente a los más grandes.  

La FIFA y la UEFA pretendían prohibir la presencia de jugadores en sus torneos si jugaban una Superliga europea, pero dos cortes europeas ya han concluido que no tienen potestad para hacer eso. Así que el camino está abierto, el deseo es palpable. La pandemia ha acelerado las decisiones. Lo que salga de esto puede que sea más atractivo, pero que sepáis que nosotros seguiremos siendo solamente clientes.