Opinión

Que la Supercopa nos saque de penas y nos traiga alegrías

Queremos ver un partido de fútbol que nos haga olvidar todo lo demás

Laporta y Butragueño, en la recepción oficial del consulado

Laporta y Butragueño, en la recepción oficial del consulado / SPORT

Continúa la polémica en los despachos, aunque se ha ganado el primer 'round' de un combate jurídico que será largo y encarnizado. Olmo y Pau Víctor ya están inscritos pero resulta aventurado vislumbrar cual será el final de esta decisión cautelar. Se ha hecho una montaña de un caso que se hubiese tenido que resolver por la vía ordinaria en tiempo y forma. Un escándalo que me temo que los jugadores sufrirán en sus carnes cuando jueguen en campo contrario porque el Barça, a ojos de sus rivales, se está ganando mas enemigos que amigos.

Dejemos a un lado este complicado affaire y vayamos a lo importante. El Barça juega esta noche un partido trascendente por dos motivos. Por la necesidad de levantar una Copa tras un año sin títulos y por tener enfrente al Real Madrid, que ya ha ganado dos finales esta temporada. Un partido de poder a poder donde las urgencias barcelonistas se enfrentan a los favores arbitrales que reciben Vinicius y compañía. La victoria puede ser balsámica para desviar la polvareda levantada en medio de un clima de crispación que ha resucitado viejos fantasmas.

Llevamos diez días en que se habla más de Laporta que de Flick. Malo. Se cumplen demasiados días sin que una voz autorizada del club explique con detalle las causas del culebrón vivido. Intolerable. El presidente sigue jugando con fuego aunque se ha escapado de las brasas de LaLiga gracias a la cautelar del Consejo Superior de Deportes. El caso no está solucionado, durante tres meses se pone en el congelador mientras los abogados entran en una dinámica jurídica con cartas marcadas. Tebas es mal enemigo, su fuerza ha aumentado después de asumir la vicepresidencia de la Federación Española donde por cierto manda un presidente en precario, pendiente de una resolución judicial. Todo es complicado y turbio.

Los clubs que acusan al Barça de trato de favor, de ayudas políticas, son aquellos que medran en la mediocridad. No deja de ser curioso que en este affaire el enemigo de siempre, el Madrid, se lave las manos mirando hacia otro lado para no perjudicar las relaciones con su socio de la Súperliga. Se personaron en contra en el caso Negreira y ahora Florentino ha dado orden a los suyos de no meterse en el fango. Mientras tanto, Laporta se ha vuelto a disparar un tiro al pie con su reacción descontrolada tras conocer que ganaba el primer asalto del caso Olmo. La butifarra le coloca en el ojo del huracán y los insultos posteriores en el palco son intolerables cuando representas al F.C. Barcelona.

Ojalá veamos esta noche un gran partido fútbol que nos haga olvidar todo lo demás. Los que amamos el deporte disfrutamos con los buenos espectáculos y rechazamos las polémicas de barra de bar. El Barça tiene la oportunidad de dar portazo a un caso lamentable y volver a ilusionar a su afición. Que el balón nos saque de penas y nos traiga alegrías. Y si es con gol de Olmo, mejor.