La Supercopa no la ganará un campeón

Leo Messi charla con Morata durante el partido

Leo Messi charla con Morata durante el partido / AFP

Bojan Krkic

Bojan Krkic

La Supercopa de España, históricamente, servía para dar aún más valor del que ya tiene ganar LaLiga y la Copa del Rey. Es un torneo que debe plasmar el mérito que supone ser campeón de los dos trofeos más importantes del fútbol español. Y esto no ocurre en este nuevo formato que se está jugando en Arabia Saudí. Es cierto que el Real Madrid fue claramente superior a un Valencia sin alma, y que el Atleti supo aguantar sin claudicar y se sobrepuso a un Barça que durante buena parte del partido se sentía y jugaba como legítimo finalista. No es cuestión de quitar mérito a nadie, pero sinceramente no me parece justo que sendos equipos tengan la posibilidad de ganar un título al que solo deberían optar quienes han conquistado las dos competiciones que dan derecho a jugarlo.

Se trata de un argumento deportivo de peso, pero hay otros: más allá de consideraciones políticas y sociales, exportar la Supercopa tan lejos de España es alejarla también de los aficionados españoles, pues para la mayoría de ellos desplazarse para seguir dicho torneo es prácticamente imposible. Y lo que es peor, sin su gente, estos clubs pierden buena parte de lo que son. A los futbolistas nos gusta jugar sintiendo el calor de nuestros fans, eso es lo más bonito del fútbol: ver a tu gente, ver los colores de tu equipo en la grada… Sin eso, este deporte adolece de mucho atractivo. Y es que esta tendencia cada vez más visible de jugar en el extranjero desnuda al fútbol de su romanticismo y le convierte en algo mucho más cercano al negocio puro y duro. Algo que, honestamente, no me gusta. Los jugadores dependemos de nuestra gente y queremos compartir lo que hacemos con ellos.

Entiendo que hay que buscar cambios, avanzar y dotar a federaciones y clubs de más recursos para seguir creciendo. Comparto el acierto que significa cambiar las fechas y que la Supercopa de España no se juegue en verano, sino a lo largo de la temporada. En agosto los equipos parecían no tomárselo tan en serio y era difícil ver un espectáculo como el que ayer dejaron los hombres de Valverde y Simeone.

Podemos, incluso, valorar si es mejor jugar a doble partido o a partido único, pero no podemos permitirnos perder la esencia de la competición, que, repito, sirve para premiar a dos campeones que, paradójicamente, el domingo no estarán sobre el césped del King Abdullah Sports City de Jeddah. Además, es necesario que se celebre donde sus aficiones tengan la opción de disfrutarla en directo desde la grada. Como pasa en las finales de Copa, que son absolutamente preciosas. Prescindir de ello me parece una auténtica pena.

VALLEJO NO MERECÍA UN TRATO ASÍ DE NUNO

La semana pasada hablábamos del mercado de invierno y del riesgo que conllevan algunas cesiones. El caso de Jesús Vallejo, gran profesional y mejor persona, me parece un ejemplo claro de ello. Tras ganar el Europeo Sub 21, el Real Madrid le cedió en verano al Wolverhampton, donde tuvo que adaptarse al país y a la Premier. Pero no le han dado tiempo y, tras participar muy poco, su aventura en Inglaterra se ha acabado antes de lo previsto. No es comprensible el trato recibido por parte de su entrenador, Nuno Espírito Santo, que aseguraba que no ha dado el nivel.   El perjudicado es el jugador, pero... ¿quién es el culpable?

EL MONTREAL IMPACT SE PONE EN MARCHA

Se han acabado las vacaciones, en las que no he dejado de entrenar para llegar bien a la pretemporada con el Montreal Impact. Viajo hoy hacia Canadá y desde allí nos desplazaremos hasta Orlando, donde empezaremos la pretemporada con el Montreal Impact. Estoy muy ilusionado con este nuevo reto personal y profesional.