Suerte que los futbolistas viven en otro mundo

El Barça ya ve al Madrid a once puntos de distancia

El Barça ya ve al Madrid a once puntos de distancia / J. Ferrandiz

Joan Vehils

Joan Vehils

Al finalizar el partido contra el Manchester de este jueves le preguntaron al capitán del Barça qué opinaba de la polémica de los pagos al exárbitro, Enriquez Negreira. Sergi Roberto se limitó a decir que se remitía al comunicado realizado por el club. Venía bien aleccionado y, seguramente, era lo que menos le preocupaba tras el empate contra el United. Xavi contestó lo mismo en la rueda de prensa, pero su sinceridad le llevó a decir que él no quería ganar haciendo trampas y que, si fuese así, se marchaba tranquilamente a su casa.

Tienen suerte los clubs y los presidentes que la mayor parte de los futbolistas viven ajenos a la vida real. O sea, que viven en su mundo. A buena parte de ellos, por no decir todos, solo les importa ganar, realizar una buena actuación personal, recibir una puntuación alta y que se destaque su actuación por encima de la de los demás. Son egoístas y quizá eso les hace más competitivos.

Contaban desde el vestuario del Barça, que hace unos años, tras los partidos, Leo Messi solo regresaba feliz a su casa si marcaba uno o dos goles por partido y había sido determinante para la victoria final. No le valía que el equipo hubiese logrado la victoria, los tres puntos o superar una eliminatoria, sino que tenía que ser el mejor del partido y el más determinante.

Es cierto que esa es una aspiración que solo pueden permitirse los grandes cracks como el argentino, pero es una muestra más que la mayor parte viven en una burbuja muy alejada de la vida real. A la mayoría les importa bien poco lo que haga el presidente o directivo de turno. Es más, cuanto más alejados se mantengan del vestuario, más cómodos y tranquilos se sienten. Y eso, en el fondo, es una suerte.

Imagínense por un momento que a los futbolistas les afectara todo lo que sucede alrededor de los directivos de turno. Pues eso, visto el currículum judicial que ha rodeado al Barça en los últimos años, las dimisiones, denuncias, los conflictos electorales y los temas tan difíciles de explicar como el ‘Caso Negreira’, pues es una suerte que vivan sumergidos en su mundo. De lo contario, no se hubiera ganado ni un título.

A veces, les reclamamos más compromiso con el club, pero quizá lo mejor es que sigan viviendo su vida, con sus gentes y sus coches y casas de lujo. Mejor que ellos no sepan lo que ocurre en los despachos, no sea que se despisten y encima lo utilicen de excusa.