Sudores

“Si pasa otra vez, somos tontos”. Escuchamos las palabras de James en casa y, automáticamente, nos vino a la mente y a la boca aquello tan doloroso que pasó en Anfield y, antes, en Roma. Ay. “No es como se empieza sino como se acaba”, aquí el optimista de la familia, que viste de azulgrana, por si les plantea dudas. Finiquitada esta jornada de Champions League, el barcelonismo ha agradecido por partido y partida doble a Ter Stegen su impresionante actuación. Desconozco si Löw ha felicitado a Marc por tan excelente trabajo pero sí me consta que alguna ‘vaca sagrada’ del vestuario le va a pagar una cena en algún lugar de los que al alemán le gusta frecuentar en la ciudad condal. 

Lo que sudó Ter Stegen es indirectamente proporcional a lo que Keylor Navas olía al finalizar el partido de su PSG ante el Real Madrid. La misma fragancia que se puso por la mañana al asearse podía aspirarse cuando el colegiado pitó el final del encuentro. Ni un disparo a puerta hicieron los de Zidane. Ni uno.

La imagen del equipo merengue fue tan lamentable que el 3-0 se queda corto para describir todo lo que hay detrás de un simple resultado. Aunque desde la capital ya le ponen el foco a Zizou, la culpa de tamaño desastre no es únicamente del entrenador francés. No. El Real Madrid es el club que más gastó en fichajes y la inversión fue en un Hazard sobrevalorado y en jugadores suplentes. Pogba, objeto de deseo de Zidane, ni está ni se le espera.

La presidencia/secretaría técnica del Realísimo tiene bastante responsabilidad en lo que ha sucedido en la pretemporada, inicio de campaña y de Champions League, la competición que, según ellos, lleva en la etiqueta el escudo del Madrid. De momento, la marca blanca provoca sudores fríos.

El Barça pasó de puntillas en la primera jornada europea con su 0-0 y la camiseta de su portero chorreando. Debe y puede hacer mucho más. Que las palabras de James no señalen el camino de los blaugrana. Porque del sudor más de uno va a pasar a la sangre y las lágrimas.