Suárez, siempre en mi equipo

Luís Suárez (L) protesta por la decisión del árbitro durante el partido entre el FC Barcelona y el Inter de Milán de la  UEFA Champions League grupo B

Luís Suárez (L) protesta por la decisión del árbitro durante el partido entre el FC Barcelona y el Inter de Milán de la  UEFA Champions League grupo B / Marco BERTORELLO - AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Bien, pues ya tenemos a Suárez en modo depredador. Ahí están el hat-trick al Madrid y el doblete al Rayo, aunque le faltó mojar en Milan ante el Inter para redondear diez días fantásticos en los que se ha puesto la camiseta de líder del equipo en ausencia de Messi. Líder por personalidad, por carácter, por raza... Especialmente significativos fueron los tres goles que le clavó al Madrid. El cabezazo a pie parado desde más allá del punto de penalti, asombroso. Muchos disparos con el pie no alcanzan la fuerza que imprimió el uruguayo con su giro de cuello. Un remate que difícilmente vemos en nuestros tiempos, más bien es cosa de las leyendas sobre Zarra, César y Kocksis que nos contaban nuestros padres y abuelos. Luego, el penalty, no la transformación, sino la provocación, a base de actitud, coraje y garra con las que dejó retratado a Varane, que tenía ventaja. Y luego, el último con un toquecito de calidad sobre Courtois... Genial. 

También es verdad que no me gustó, y estoy seguro que no gustó a los propios aficionados barcelonistas, la entrada durísima que hizo a Nacho en aquel partido. No nos gustó, pero también hay que decir que es la consecuencia de su carácter y forma de entender el fútbol, de no levantar nunca el pie del acelerador, de no dar un centímetro de ventaja ni un segundo de respiro al adversario. Suárez marca territorio es incisivo, entra fuerte, va al límite del reglamento, es provocador, protestón... Pero este carácter es una virtud, este carácter contagia garra y ambición al equipo.

Acordémonos de Hugo Sánchez, el delantero centro de la Quinta del Buitre, un tipo que marcaba goles como aquel que hace churros. Fue un ídolo en el Madrid y el enemigo público número del barcelonismo. Tanto es así, que ya mayor, Núñez quiso ficharlo pero no se atrevió temiendo la reacción de los aficionados, así que antes lanzó un globo sonda para ver la reacción del entorno. Fue tremendo, no lo fichó. Y es que Hugo Sánchez venía de protagonizar un feo episodio en el Camp Nou cuando respondió a los aficionados que le pitaban tocándose sus partes. Se armó la de San Quintín... y él se justificó diciendo que se "los estaba acomodando".

Así era Hugo, sabía sacar ventaja de su carácter y, marranadas al margen, fue uno de los mejores goleadores de todos los tiempos. Metía el pie con fuerza, peleaba duro con los defensas contrarios, sacaba codos y brazos a pasear, les provocaba con comentarios, amenazas y así les desquiciaba. Siempre he creído que él cambió la historia de los años ochenta, ya que pudo ser del Barça y acabó en el Madrid. En 1984, cuando ya había sido Pichichi con el Atlético, Núñez lo tuvo fichado y entonces sí que lo debió fichar. Siempre recordaré una llamada a Minguella: "Está hecho, se firma esta tarde", me informó. "Me gustaría hablar con él", le dije. "Llámame más tarde"... Le llamé, hablé con Hugo Sánchez, que estaba ilusionadísimo, pero el que por la tarde fichó por el Barça fue Archibald.

Venables impuso al escocés y aunque el Barcelona ganó aquella Liga con Hugo todavía en el Atlético, el Madrid levantó las cinco siguientes con el mexicano de blanco. Den por seguro que si Hugo Sánchez hubiera fichado entonces por el Barça, los barcelonistas hubieran estado encantados con su carácter, con su juego duro y sus provocaciones y donde le hubieran odiado habría sido en Madrid. Justo lo que pasó inmediatamente después, pero al revés, con Stoichkov, otro prototipo de delantero centro de carácter ganador, duro, intenso, provocador... Una máquina de marcar goles y ganar títulos y un azote constante para el Madrid. Y claro, los barcelonistas le adoraron, y todavía le adoran, y los madridistas le juraron odio eterno. Hristo todavía llegó más lejos que Hugo, pues ganó la Copa de Europa que el mexicano nunca conquistó y fue Balón de Oro. 

Quiero decir que cada uno cuenta la historia según le afecta y conviene. En Madrid hacen todo lo que pueden para desprestigiar a Suárez como antes lo hicieron con Stoichkov, pero también en Barcelona se rajó todo y más de Hugo Sánchez. Son futbolistas que todos quisiéramos tener en nuestro equipo. Yo hubiera querido tener a Hugo en el Barça, por supuestísimo que sí. Y a los madridistas también les hubiera gustado tener a Stoichkov y ahora a Suárez, ¡anda que están contentos con Benzema! Suárez será todo lo duro y marrullero que quieran, pero yo le quiero en mi equipo. Estos guerreros del gol, siempre mejor al lado que enfrente.