La noche que Suárez salvó al Barça

El Barça necesitaba ganar para no dar vida a una Liga que hace dos semanas tenía muy controlada. Casi sentenciada. Los triunfos del Valencia (que se puso a 2 puntos) y del Madrid (a 5), obligaban a los blaugranas a sumar de tres en tres, no de uno en uno como en las dos últimas jornadas. Aunque el Villarreal no parecía el rival más adecuado.

La primera parte fue mala. Pésima. Juego horizontal sin ninguna oportunidad de gol, más allá del remate de cabeza al palo de Piqué al poco de iniciarse el encuentro. El protagonista, una vez más, fue Ter Stegen, imperial. El portero alemán está en un momento de forma excepcional y ante Soriano volvió a demostrarlo.

Ni siquiera Messi aparecía. Y eso sí que era preocupante. Porque sin Messi (y sin Iniesta, que sigue tocado) este Barça pierde magia. Daba la sensación de que era imposible que los blaugranas marcaran un gol con su fútbol lento y nada desequilibrante. Hasta que dos acciones cambiaron el signo del partido: la entrada de Alcácer por Denis Suárez  y la expulsión de Raba por una dura falta a Busquets.

Luis Suárez recuperó su olfato de gol en el momento más oportuno

Con media hora por delante, tres delanteros y jugando contra diez, el Barça se lanzó a un ataque total contra la portería de Asenjo. Que dio sus frutos con un golazo de Luis Suárez. El uruguayo, que ya había avisado pocos minutos antes con un remate al palo, sacó al conjunto blaugrana de su letargo. Y el Barça logró una victoria tan compleja como necesaria. Un triunfo que redondeó Messi con el 0-2 en una acción de pillería.

El Barça sigue sin desplegar un gran fútbol, necesitado de un extremo que permita recuperar el 4-3-3. Pero ha sabido aguantar la presión de sus perseguidores, salir del pequeño bache que significaba perder cuatro puntos en dos partidos seguidos y volver a ser el líder sólido que va camino del título de Liga. Y esa, sin duda, es la mejor noticia.