Un sorteo que invita al optimismo

Con todas las prevenciones del mundo. Con todo el respeto a los grandes equipos presentes en el sorteo de Nyon. Con toda la humildad necesaria en un torneo tan grande como la Champions. Con todo lo que quieran y sabiendo que en el fútbol cualquier pronóstico es aventurado y cualquier estado de ánimo puede cambiar bruscamente en un minuto. Pero no se puede negar que ayer el Barça tuvo suerte en el último y decisivo sorteo de la Champions, que esta vez decidía el recorrido entero hasta la final.

Porque ni el Manchester United era a priori uno de los ‘cocos’ del bombo, ni el ganador del Liverpool-Oporto parece el rival más complicado para unas eventuales semifinales en caso de eliminación del United. Dicho directamente: el Barça tiene desde ayer un camino más despejado para llegar al Wanda. Porque evitó el City y la Juve, que por diferentes razones eran los dos grandes obstáculos de esta edición. Y es que lo más relevante del sorteo no fue quién le tocó sino a quién evitó. Digamos que son más o menos los cruces que habría firmado el vestuario y una inmensa mayoría de aficionados. 

Dicho todo esto, habrá que recordar unas cuantas verdades. La primera y más importante, que en el fútbol no hay nada más letal que subestimar al rival, sea quien sea. Pero si además este rival es uno de los clubs con más ‘pedigree’ del mundo, que cuenta con estrellas mundiales como Pogba o Rashford y juega en un templo como Old Trafford, entonces habrá que bajar a la tierra otra vez y tratar este majestuoso club con el máximo respeto.

Añádenle además el ‘factor Inglaterra’, el país que peor se le da tradicionalmente al Barça, incluso con Messi. Eso sí, comparen la plantilla actual del Barça, línea por línea, con cualquiera de los siete equipos restantes. La conclusión es fácil: el sorteo invita sin duda al optimismo. Pero, cierto, el optimismo no ha ganado nunca ninguna Champions.