Soñar con una misión imposible

Memphis Depay celebra su gol contra el Villarreal

Memphis Depay celebra su gol contra el Villarreal / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Bayern ha marcado 19 goles en cinco partidos. Y ha sumado cinco victorias. Tiene 15 puntos y es el mejor equipo de la fase de grupos. El Barça solo ha conseguido marcar dos tantos. Y ha encajado seis. Y, a pesar de ello, tiene opciones de pasar a octavos. Solo necesita conseguir el mismo resultado que el Benfica. Incluso puede permitirse el lujo de perder en Munich si los portugueses empatan con el Dinamo. El problema está en la más que probable victoria del Benfica ante los ucranianos. Si eso sucede, que es lo más lógico, el Barça tendrá que ganar en el Allianz Arena. Y eso ya se antoja mucho más complicado. Por no decir imposible.

Básicamente porque el Bayern se ha mostrado infinitamente superior a los blaugranas en sus dos últimos enfrentamientos: del fatídico 2-8 del 14 de agosto del 2020 al 0-3 del 15 de septiembre del 2021. Los bávaros les han endosado a los culés la friolera de 11 goles en dos encuentros. La doble humillación europea es el síntoma, el peor síntoma, de la diferencia que existe en estos momentos entre un equipo grande, muy grande, y otro mediocre, muy mediocre.

Pensar que mañana el Barça puede lograr la proeza de ganar en Munich es un sentimiento reservado a los muy optimistas. Las estadísticas y los precedentes invitan, sin duda alguna, al desastre. Tampoco permiten ser demasiado positivos las últimas actuaciones del equipo blaugrana, tanto en la Champions como en la Liga. Ni siquiera con Xavi como entrenador. Pero la esperanza, dicen, es lo último que se pierde. El nuevo técnico culé seguro que ya enviado más de un mensaje motivador al vestuario.

Y Memphis Depay ya hablaba ayer de revancha en una entrevista en la web oficial del club. “Somos el Barça y todo es posible”, aseguraba el delantero holandés. Cualquier otro Barça tendría credibilidad para lograr la hazaña. Pero este Barça ya no tiene crédito. Ni la solvencia ni la eficacia imprescindibles para lograr el triunfo en Munich. Por mucho que Xavi se empeñe en una misión imposible. Aunque soñar es gratis...

De todas formas, hay que ser realistas y empezar a pensar que jugar la Europa League tampoco sería tan malo para un Barça en construcción. Tal vez es mejor caer en la fase de grupos que sufrir otra humillación histórica en octavos. Hay que luchar, por supuesto, para buscar el milagro. Rendirse no es opción. Pero hay que asumir la realidad del equipo. Este Barça da para lo que da. Y ojalá mañana se demuestre lo contrario… Nunca me habrá gustado tanto equivocarme.