Soluciones o coartadas

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Xavi Torres

Xavi Torres

La final de la Copa ante el Valencia ha abierto muchos ojos. El barcelonismo se muestra sorprendido ante la degeneración de un equipo campeón al que la propia Junta Directiva, con sus decisiones, ha ido debilitando hasta el momento actual. Veamos. El Barça perdió la final de la Copa porque tenía muchas bajas. No estaban Suárez ni Dembélé, lesionados, y además, Semedo, Arthur y Coutinho recibieron el alta médica una hora antes del partido. Valverde hizo el once que pudo y, en el descanso, lo modificó visto lo visto.

El Txingurri, renovado y ratificado por Josep Maria Bartomeu, salió del Villamarín muy señalado. Hace una semana, el presidente habló de él como el técnico ideal para el proyecto de futuro que lidera desde la Junta. Entendido. Respecto a los jugadores, evidentemente, toca reflexionar. Sobre las vacas sagradas, que han estado en todas las últimas catástrofes azulgrana -PSG, Juventus, Roma, Liverpool…y Valencia-, y sobre los complementos, intrascendentes, derrotados antes de jugar por su invisibilidad durante todo el año. Y Messi. Que lo hace todo. El paraguas del equipo. Y del club. Por eso el presidente fue a verlo a su casa hace dos semanas. Y el matiz es importante: Bartomeu fue a casa de Leo, y no al revés. Todo en orden.

No hay duda de que gestionar el Barça es complicado pero hay aspectos que deberían tenerse en cuenta. ¿Puede entenderse una fábrica de zapatos sin que su jefe domine el sector del calzado? ¿Puede funcionar una empresa de tecnología sin que su responsable sepa de qué va el negocio? ¿Puede avanzar un club de fútbol sin que su mandamás sepa de fútbol? Nadie, desde dentro del club, debería tomarle el pelo al presidente del Barça. Él, con los mínimos exigibles y con sus asesores cerca, debería ser capaz de saber por qué gana o pierde el equipo. Y no es muy difícil. Simplemente se trata de dar un repaso a la historia del club y observar las claves de los periodos de éxito y fracaso. Darle una vuelta al sentido de la cartera y, también, de la cantera. Pero ni hay conocimientos ni, tampoco, referentes a los que acogerse. 

Ahora, quizás, tocará cortarle la cabeza a Pep Segura, un secretario técnico de color azul en un club donde se valora el rojo. O, incluso, la de Valverde. Pero ni uno ni otro se ofrecieron al club. Alguien los escogió. Como en los ochentas, ahora veremos cromos. Cuantos más, mejor. Cortinas de humo para esconder un problema que no saben descifrar, que es mucho más profundo y que no va a solucionarse con otro entrenador o con más fichajes. Identidad. Modelo. Proyecto. O mediocridad. Toca elegir.