Solari, un entrenador interino que llegó para apagar un incendio sin la bomba de agua

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César L. Menotti

César L. Menotti

Santiago Solari llegó al primer equipo del Real Madrid como un entrenador provisorio con el peor contrato como entrenador de la Liga. Un arribo de esas características conlleva riesgos. Asumió en una situación compleja en reemplazo de Julen Lopetegui, con un equipo que no venía bien y cuya gestión era su primera experiencia como entrenador en Primera División. Pero ya nada más asumir su labor estaba devaluada.

Todo entrenador que asume ese nivel de trabajo tiene el sueño de ganar todo y quedarse diez años. Pero la realidad marca que Solari tiene un contrato ‘provisional’ aunque de duración. Es muy difícil en esa circunstancia fortificar el proyecto de un entrenador. Por eso, como entrenador siempre fui enemigo de los interinatos.

No conozco a Solari y puede entenderse que él tenía ya un contrato con el club y el deseo y la necesidad de colaborar. Pero el futbolista, más aún en ese nivel, necesita la contundencia de la continuidad con un tiempo establecido como mínimo de tres años que es el contrato que se le ofrece a los grandes entrenadores de los mejores equipos del mundo. 

El proyecto del Real Madrid no puede ser ganar el domingo y después vemos, porque no se fortifica de esa manera ni el entrenador, ni el proyecto deportivo ni siquiera el club. Si no es claro el proyecto de la conducción del club, menos pueden tener claro los jugadores cuál debe ser su participación en ese proyecto.

Un proyecto deportivo de un entrenador se paga, y es la garantía de un tiempo de trabajo que representa el respaldo al entrenador lo que modifica la relación con sus jugadores. Si los contratos son provisorios, el entrenador y sus jugadores están rindiendo examen cada partido para validar su continuidad o perderla. Si Solari está obligado a ayudar al club, el club también esta obligado a ayudar en esta situación a Solari. 

Pep Guardiola me llamó un día para charlar antes de asumir como entrenador del Bayern Múnich. Tenía algunas dudas de si lograría convencer a sus jugadores de la idea de fútbol que quería que implementaran. Y le dije: "Vos tenés una ventaja. Mañana abrís la puerta del vestuario del Bayern y les decís buenas tardes a los jugadores y ellos ya saben cómo vas a jugar. Ya van a tener todo lo que les vas a pedir. No sé si van a saber ponerlo en práctica, pero ahí vas a estar vos para ayudarlos". Lo mismo le sucede a Klopp, a Conte, a Mourinho, a Simeone. Pero no a Solari, quien abre la puerta del vestuario y deberá convencer a sus jugadores que no saben de antemano cuál es su estilo de conducción y su idea, de lo que pretende. Y lleva tiempo de trabajo implementarse, un tiempo con el Madrid definiendo competencias, lo cual es más dificultoso.

Su caso es diferente al de Zinedine Zidane porque él ya había trabajado junto a Ancelotti. En este punto, solo si los jugadores y el club creen en Solari puede sostenerse su proyecto.

Hasta ahora lo que vimos es que el Real Madrid no encuentra el estilo. No se sabe cuál es la idea de juego además de pasarse la pelota. A favor del entrenador argentino hay que decir que la marcha de Cristiano implicaba ya con Lopetegui la reconstrucción de un equipo por su influencia que el ex entrenador de la selección española tampoco pudo recomponer. 

La relación del entrenador con su publico se notifica en casa, en el Bernabéu. Si perdés allí jugando muy mal sirve de poco ganar afuera. Son golpes duros para el entrenador, para los jugadores y para el club. 

La prensa también juega su rol de desestabilizador con sus predilecciones y favoritismos. Nadie mejor que Florentino con la experiencia que tiene para hacer el análisis de lo que necesita el equipo. Tiene dos caminos: o buscar un entrenador nuevo, o respaldar al entrenador argentino. 

Porque no sería la forma de que los jugadores lo respeten, no se trata de eso, sino del respaldo en la confianza . Y Solari se tiene que ganar ese respaldo en la cancha.  

La lucha del entrenador en el comienzo de su trabajo en un equipo es muy dura. La voz que fortifica al entrenador es el sostén de su contrato. Vos presentás el proyecto, decidís quién juega, a quién traes, y es la manera en que encuentra el entrenador de tener el respaldo de la dirigencia. Después los resultados ayudan o no. Pongamos el ejemplo de que lo echaran, y le pagarían lo que corresponde. 

Para Solari, dirigir el Madrid representa un reconocimiento. Pero nadie en el fútbol puede desconocer que la figura de los   entrenadores se fortifica cuando su proyecto cuenta con el aval de un contrato de tres años, un buen contrato también en lo económico por lo que valga el su trabajo.