Un sistema que hace daño al Barça

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Sergi Roberto personificó los problemas que tuvo el Barça ante el Betis / VALENTI ENRICH

Gerard López

Gerard López

El Barça muestra fragilidad ante equipos que le plantean el desafío de enfrentarse a tres centrales y dos carrileros. El 3-5-2 es un sistema muy camaleónico y que se le atraganta al 4-3-3 azulgrana. Los equipos rivales buscan la manera de hacer daño y cuando analizan cómo parar el juego del Barça  pueden tener la referencia del Real Madrid en aquellos minutos de la segunda parte del clásico, en los que descolocó al cuadro blaugrana, o la primera parte del domingo contra el Betis. Y viendo el  resultado que les dio, puede convertirse en una costumbre que los equipos contrarios varíen sus dibujos en función de cómo juega el Barça.

En el caso del equipo de Quique Setién, llevan toda la temporada jugando con este esquema que tanto le complica la vida al conjunto azulgrana. En el Camp Nou, el Betis se presentó con una presión alta hombre a hombre sobre todo el campo. Ocurrió que el Barça se quedó sin una salida clara de balón por parte de los centrales y tampoco con Sergio Busquets, marcados a nivel individual.

Lo lógico en esta situación es  buscar a Luis Suárez para o bien que pueda peinar el balón y aprovechar la velocidad, en este caso de Malcom, o a la vez que el uruguayo te pueda aguantar o bajar la pelota y dar tiempo de esta manera a sus compañeros a salir del área y buscar la segunda jugada ya en una zona de seguridad como es el centro del campo. Pero el domingo, el exazulgrana Marc Bartra estuvo muy listo, se anticipó en todo momento y Luis no consiguió dar pie a la segunda jugada para que los centrocampistas construyeran el juego. 

superioridad bética

En estas circunstancias con las que se topó el Barça, se debía  buscar una alternativa para evitar las pérdidas defensivas. Por ejemplo, liberando a Sergio  para la entrada de los interiores y desajustar al equipo contrario, o bien con los  laterales más bajos para que el carrilero rival avance su posición  y se creen espacios que pueda aprovechar el extremo. También Ter Stegen pudo buscar desde el saque no solo a Luis Suárez, sino también a los extremos para descolocar a los centrales. 

Lo cierto es que el Barça empezó el partido presionando muy bien a su rival, pero no es lo mismo hacerlo desde su 4-3-3  que con el 3-5-2 del Betis, que permitió a los andaluces tener siempre superioridad atrás, donde  se debe sumar  también al portero  y más en el caso de un Pau López que atesora un muy  buen manejo del balón. 

ENCONTRAR SOLUCIONES

Creo que si planteas una presión alta has de sacrificar a alguien de detrás y excepto en los primeros minutos, el  Betis tuvo la sensación de que si podía superar  la primera línea de presión, encontraba espacios en la espalda de Sergio Busquets que Joaquín y LoCelso aprovecharon con maestría en la mediapunta.

A mi juicio, el desenlace del partido fue más mérito del Betis, pues el Barça no fue capaz de encontrar los puntos débiles de un equipo muy organizado que tapó perfectamente con Tello y Junior  las habituales entradas de Jordi Alba y Sergi Roberto desde el carril. 

Se trata en definitiva de un sistema que complica y mucho al Barça, no solo ahora y al primer equipo; cuando dirigía al filial también era complicado enfrentarte a rivales que planteaban de esta manera sus piezas. Entonces, la solución pasó por buscar alternativas y mover el sistema. Variar en momentos concretos a un 4-2-3-1 o al mismo 3-5-2 no te traiciona, se puede mantener la mentalidad del juego posicional y de tener siempre el balón, además que te permite contrarrestar al rival y sorprenderle.