Silencio en la sala

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / JAVI FERRÁNDIZ

Carles Pérez

Carles Pérez

Silencio en la sala que el míster va a entrar. Silencio en la sala que el míster va a hablar. Silencio en la sala que el míster os va a explicar. Silencio en la sala que el míster se presenta

Siempre he creído mucho en las ruedas de prensa. No solo porque los periodistas vivamos de ello y de las declaraciones de jugadores y entrenadores, sino porque creo que es uno de los sitios donde más conocemos a los diferentes actores futbolísticos.  

Los jugadores hablan básicamente en el campo y poco en la sala de prensa (y más vale así, porque para lo que tienen que decir la mayoría...), en cambio, los entrenadores, aunque en cada 11 inicial haya una declaración de intenciones, no tienen el terreno de juego para expresarse.  

Así que el hábitat natural de los entrenadores es la sala de prensa, y creo que ahí es donde se mandan los mensajes más interesantes y donde se conoce mejor a los técnicos.  

El carácter de un técnico se forja, en gran parte, en una sala de prensa. La manera de expresarse, la comunicación no verbal, los detalles... todo esto nos chiva cómo son en realidad los entrenadores. Estoy seguro de que muchas veces se ficha más por las declaraciones que por lo que hacen en el banquillo y en los entrenamientos. 

Por ejemplo, Luis Enrique o Guardiola son un espectáculo ante los periodistas y, a la vez, están mandando mensajes constantemente a todo el mundo desde la sala de prensa: al rival, a sus jugadores, a la directiva, etc. Y así también se compite, jugando con los estados de ánimo.  

El caso de Guardiola es muy gráfico. El hecho de que sepa tanto de fútbol y de gestión de la plantilla hace que sea casi más atractivo escucharlo que ver jugar a los suyos -aunque sus equipos sean un verdadero espectáculo en el campo-. 

Luís enrique no deja a nadie indiferente en las salas de prensa e incluso se las tiene juradas a unos cuantos periodistas -muchos de ellos hacen méritos para que esto suceda-. 

Otro de los jefes en las salas de prensa es, precisamente, el míster de nuestro rival de hoy, Javier Aguirre. Sabes que cuando el “Vasco” coge el micro algo inesperado va a pasar.  

Es evidente que hay muchos entrenadores extranjeros a los que el idioma les juega en su contra en las salas de prensa, en consecuencia, les resulta más difícil llegar a su afición, aunque con el tiempo necesario se llegan a conocer igual o más que a los de casa. Buena muestra de ello eran Cruyff o Van Gaal (“¡¡¡Siempre negatifffoo!!!”).

Por otra parte, no hay nada peor que oír a un entrenador dando una lista de tópicos sobados sin mojarse en nada. Son la mayoría y les va muy en su contra. Ignoro si en el curso de entrenadores se les enseña cómo hablar y hacer declaraciones, pero estoy absolutamente seguro de que es una de las tareas más importantes de su carrera.  

En resumen, siempre he pensado que, por lo general, se puede conocer más a un entrenador en las ruedas de prensa que en el campo. Si un míster se desenvuelve mal ante el micrófono, hay muchos números de que la cosa vaya mal, en cambio, un míster con un carácter marcado ya te está dando un toque de atención y demuestra personalidad y firmeza. Si eso no es un farol, mola y seguro que acaba dando sus frutos.   

Y por cierto, Guardiola andaba equivocado. Él es el puto amo en las salas de prensa. ¿Cuántos de nosotros estábamos esperando más el post-partido que el partido? El tiempo le ha dado la razón.