Sigue la maldición europea del Barça

Manchester United - FC Barcelona | El gol de Lewandowski

Manchester United - FC Barcelona | El gol de Lewandowski de penalti en Old Trafford / TELEFÓNICA

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Ganar o ganar. No había otra. Para demostrar que el Barça ha vuelto. Para iniciar una nueva era. Para enterrar los fantasmas del pasado. Para seguir creciendo como equipo. Para dar un impulso al proyecto. Para empezar un nuevo futuro. Para optar por otro título. Para que Europa comprobara que la resurrección blaugrana ya es una realidad. Había que ganar en Old Trafford para seguir adelante en la Europa League y, sobre todo, había que ganar al Manchester United para recuperar parte del prestigio perdido durante tantos años de decepciones y fracasos. Y, además, había que ganar inmersos en el ensordecedor ruido mediático que ha generado el ‘caso Negreira’. Aislarse de la campaña de acoso y derribo contra el Barça en general y contra Laporta en particular para ofrecer la mejor versión futbolística. Había que ganar para espantar a todos los fantasmas del pasado. Había que ganar para soñar.

Pero no se pudo ganar. O no se supo ganar. El Barça compitió muy bien en la primera parte, pero se hundió en la segunda. Todavía no es un equipo completo. Está en construcción. Y esta nueva decepción europea es un duro revés a la ilusión que está generando el proyecto liderado por Xavi. Dos años consecutivos cayendo en la fase de grupos de la Champions. Dos años consecutivos siendo eliminados en las primeras rondas de la Europa League. Demasiado duro para una afición que desea, que necesita, volver a creer. Este Barça líder indiscutible en la Liga, con 8 puntos de ventaja sobre el mismo Madrid que humilló al Liverpool, no tiene suficiente poder para pelear con los grandes equipos continentales. Tal vez la próxima temporada será la definitiva. Tal vez...

En la primera parte el Barça hizo el partido perfecto. No brillante, pero sí impecable. Un partido muy serio. Jugando con intensidad y asumiendo el control absoluto. Además, se encontró con el ‘regalo’ de un penalti absurdo que aprovechó Lewandowski para poner el 0-1 en el marcador. Todo había salido a la perfección y los blaugranas se fueron al descanso con la satisfacción del deber cumplido. Tal vez demasiada satisfacción, porque iniciaron la segunda mitad sin tensión y el Manchester United no perdonó, igualando la contienda en un grave error de desconcentración general en defensa. Con el 1-1 todo volvía a empezar.

El Barça tenía que recuperarse del golpe, recomponerse y buscar otra vez el gol de la victoria y la clasificación. Pero fueron los ingleses los que pasaron a dominar el encuentro mientras los blaugranas se iban quedando sin energía. Una nueva distracción propició el 2-1 que ya fue imposible de remontar. La derrota fue inevitable. Y la decepción europea, una más, también. Quedan la Liga y la Copa. Hay que ir a por ellas. Con la máxima ambición. Con orgullo. Este Barça en construcción necesita títulos.