Sexo, drogas & Tiger Woods: lo que somos cuando creemos que nadie nos ve

La portada del libro Tiger Woods de Benedict y Keteyian

La portada del libro Tiger Woods de Benedict y Keteyian / CONTRA

Dídac Peyret

Dídac Peyret

"Señor, voy a tener que pedirle que ponga las manos detrás de la espalda”, dijo uno de los agentes mientras el otro le ponía las esposas. Ese señor era Tiger Woods y minutos antes había perdido el conocimiento mientras conducía.

Su cuerpo le había abandonado en medio de la carretera  después de haber ingerido dos opiáceos (Vicodin y Dilaudid), dos sedantes (Xanax y Ambien) y THC, el ingrediente activo de la marihuana. No sería la última vez que se jugaría la vida dentro de un coche. 

Tiger arrastraba un dolor insoportable en la espalda y sufría insomnio desde hacía años, pero “había un pensamiento en concreto que le consumía. No poder a volver a jugar nunca más”. Así era él. O así habían querido siempre que fuera. Había sido programado desde muy pequeño para ser el mejor golfista de la historia y derribar barreras faciales. 

De ello se encargaron su padre Earl, un excombatiente afroamericano en Vietnam con tendencia a la promiscuidad. Y su madre Kutilda, de origen asiático, que premiaba lo que ella llamaba “mentalidad asesina” con los rivales. Su hijo fue entrenado para despegarse de las emociones y ser el mejor bajo presión. Y así se comportó en el campo y fuera de él. Por el camino pulverizó todos los récords y vivió obsesionado con hacer invisible su vida privada. 

La biografía no autorizada del golfista retrata el peaje devastador de una vida deshumanizada y de apariencias

El libro ‘Tiger Woods’ de Jeff Benedict y Armen Keteyian retrata el fascinante proceso sobre cómo pasó de ser considerado el yerno perfecto a estampar su Cadillac contra un árbol del jardín de sus vecinos perseguido por su pareja con un palo de golf en la mano. 

Una lectura adictiva de 500 páginas, que es el resultado de más de 250 entrevistas para explicar el ascenso, caída y renacimiento del mejor golfista de todos los tiempos. Benedict y Keteyian se toman aquí el tiempo necesario para profundizar en un personaje lleno de capas.  

Hay quien les reprocha una crónica en rosa del personaje, pero los autores rehuyen los atajos del amarillismo. Aquí hay contexto, trabajo periodístico y una saludable ausencia de juicios morales. El relato es interesante porque pone en entredicho la narrativa inmaculada del héroe que acompaña a algunos grandes deportistas. Tener que ser modelos o ejemplos las 24 horas del día puede llegar a ser un peaje devastador. 

"Sentía que había trabajado tan duro toda mi vida que merecía disfrutar de las tentaciones que me rodeaban" 

Tiger invierte tantos medios en parecer lo que la gente quiere ver en él que termina en una espiral autodestructiva de apariencias.  Alguien entregado a ocultar lo que no quiere mostrar y que esconde sus verdaderas intenciones. Empieza haciéndolo con el mundo. Sigue con su entorno más cercano. Y termina engañándose a sí mismo, en un descenso a los infiernos marcado por infidelidades y adicciones varias.

Como su padre. Se cumple así lo que más le aterraba. Seguir sus pasos y dañar la reputación de su madre. “Sentía que había trabajado tan duro toda mi vida que merecía disfrutar de las tentaciones que me rodeaban”, acaba reconociendo Tiger tras tratarse su adicción al sexo. Uno de sus entrenadores ya le había avisado: “Tarde o temprano uno termina comportándose como un ser humano”.

ANELKA, EL INCOMPRENDIDO (NETFLIX)

La figura de Anelka es uno de los grandes enigmas del deporte francés y a menudo ha sido un personaje incómodo para la autoridad.

Su carrera -siempre con las maletas a punto-define el individualismo del fútbol moderno y pocos lograron conocerlo de verdad El gran valor del documental ‘Anelka, el incomprendido’ (Netflix) de Éric Hannezo es cómo logra llenar ese vacío.

El documental logra acercarse a la intimidad de una de las figuras más enigmáticas del fútbol francés

El delantero se explaya en los capítulos más controvertidos de su carrera -como el episodio con Domenech- y a través de sus reflexiones entendemos más al Anelka persona y sus reacciones. Sus orígenes, y los códigos de la calle, definen a una persona que se impuso no dejarse pisar nunca desde muy pequeño.