Setién sabe lo que se juega

Quique Setién, en el césped de Balaídos

Quique Setién, en el césped de Balaídos / AFP

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

Hacía 17 años que el Barça no reemplazaba a un técnico a mitad de temporada y este pasado mes de enero el club decidió prescindir de Ernesto Valverde y poner en su lugar a Quique Setién. Fue una apuesta. No fue un cambio a la desesperada, fue motivado por la derrota de la Supercopa pero no era una decisión de necsidad suprema. 

Es cierto que había tensión y presión sobre el técnico extremeño y se buscó a un entrenador que lograra revertir una tendencia del equipo y convertirlo en títulos. 

Se eligió a Setién por el cartel del estilo y el juego, por valiente y por intentar jugar bien con equipos que no tenían porqué hacerlo pero desde su llegada ha costado ver su impronta en el equipo, ni en los onces iniciales ni en el juego. 

Tampoco ha logrado revertir la fragilidad del equipo ni enganchar con su juego o su propuesta de fútbol. A veces parece que Setién no puede influir sobre lo que está ocurriendo pese a que lo está viendo, tanto en los partidos como en la gestión del vestuario. Su plan podría funcionar pero no se ajusta a los tiempos que se están viviendo.  

Todo se ha tornado incierto y LaLiga que era la competición sosegada y que se lograba con el gota a gota se ha convertido en un remolino del que no se puede escapar.  

No hay aún ultimátums a Setién, demasiado importante es la Champions que puede lograr el Barça como para pensar en un relevo inmediato en el banquillo blaugrana pero el cántabro sabe lo que se juega en este final de Liga y en la Champions que se disputa en agosto en Portugal. 

En resumen, si al técnico que has fichado para conseguir ganar jugando bien, ni gana, ni juega bien...