¿Cómo sería el amor retransmitido como un partido de fútbol?

La serie 'Match' sabe sacar punta al patetismo de las relaciones con la presencia de dos narradores deportivos

'Match', una serie de Filmin

'Match', una serie de Filmin / Filmin

Dídac Peyret

Dídac Peyret

La ligereza tiene mala reputación pero se valora con los años. Hay edades donde uno se esfuerza demasiado en parecer un intenso todo el rato. Luego te haces mayor, los franceses te caen peor y agradeces los amigos que hacen pocas preguntas y regalan silencios.

“Yo a mis amigos no les cuento mis penas, ¡qué les divierta su puta madre!”, decía el actor Antonio Gamero. Y ese tipo de colegas está bien tenerlos porque acostumbran a ser buenos escuchando y discretos con sus miserias. Rodearse de gente que rebaja tus intensidades es muy saludable. 

Al final todos necesitamos ligereza para empezar la semana. Quizás por eso volvemos una y otra vez a películas y series que ya hemos visto. Quizás por eso seguimos viendo ‘Friends’ o ‘Cuando Harry encontró a Sally’ un domingo cualquiera. Elvira Lindo lo llama la melancolía infantil de la víspera del lunes.

A las las sitcoms y las comedias recurrimos en busca de consuelo o escapismo, así que habría que dejar de valorarlas como un género menor. En ese grupo de series que logran que te olvides un ratito de que hay una pandemia ahí afuera, o que te ha dejado tu novia, se encuentra esta pequeña joya noruega llamada ‘Match’

¿Te imaginas que dos periodistas deportivos comentaran tu vida como si estuvieran narrando un partido? Pues ese es el punto de partida de esta marcianada desternillante. Pero esta idea, que a más de uno le sonará algo bizarra, no funcionaría si no fuera por una puesta en escena y un guion brillante. La trama se basa en los lugares comunes de la comedia romántica (chica deja a chico, chico intenta volver con chica, chico busca otra chica), pero la presencia de los comentaristas es el elemento disruptivo que cambia absolutamente el tono del producto. 

Uno de sus grandes aciertos es cómo juega con el subtexto en cada escena. En los diálogos y comportamientos de los personajes reconocemos las códigos sociales, pero son los dos comentaristas los que desmenuzan lo que está pasando de verdad. Es decir, lo que piensan realmente pero escogen callarse, sus dobles intenciones o su patetismo. 

Resulta imposible no reírse con una puesta en escena que incluye sonido ambiente futbolero, repetición de la jugadas y el patetismo del que vuelve a la soltería con toda la cobardía del mundo. Todo aquí resulta grotesco porque, incluso en las escenas más íntimas del protagonista, vemos a dos tipos con traje en la misma habitación lamentando una cobra, festejando un beso o recriminando un latigazo. 

Que cada capítulo dure solo 15 minutos es otro aspecto que juega a favor de la serie, porque logra mantener tu atención y te deja con ganas de más. ‘Match’ consta de dos temporadas de diez episodios cada una y es un producto fácil de consumir en el mejor sentido de la palabra. Estamos ante una de esas series que te llevan directo a la zona de confort. Una de esas comedias que te dan un respiro ante tanta información pandémica y distópica. 

Puede que al final todos nos aferremos a esa idea de happy ending que Barbara Ayuso definió como “una utopía inocua, pequeñita, irracional y clandestina que se resiste a entregar las armas”. 

Wenger, la filosfía de un líder

Arséne Wenger es una de las figuras de los banquillos más fascinantes de los últimos tiempos. Para algunos es un técnico que trasciende los resultados; para otros, un perdedor con discurso.

Wenger, la filosofía de un líder

Wenger, la filosofía de un líder / Editorial Corner

Wenger, figura histórica del Arsenal, se explica aquí en primera persona y se muestra crítico con esa visión binaria -la que te convierte en un fracasado o un fenómeno en tiempo récord- tan presente a la hora de valorar a los deportistas. Pero son los episodios en los que muestra su cara más íntima los más disfrutables del recorrido. El técnico recuerda su vida en orden cronológico: del niño que soñaba con el fútbol a su vida después del Arsenal. Del ‘¿Arséne who?’ al Sir Arséne Wenger.