Sergio Ramos debería aprender de Puyol

Sergio Ramos, criticado

Sergio Ramos, criticado / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

Futbolísticamente, admiro a Sergio Ramos. Creo que es uno de los mejores centrales de la historia del fútbol. Representa la casta y la profesionalidad de este bendito deporte. Su pundonor y virtudes le han dado al Madrid días de gloria. Además, como capitán del Real Madrid y de la selección española, siempre ha exhibido una virtud de la que deberían contagiarse todos sus compañeros de profesión: en todo momento da la cara. Haya ganado, haya perdido, Ramos está ahí. Jamás se ha escondido.

Sin embargo, el de Camas se equivocó gravemente el miércoles diciendo que la acción en la que golpeó en la nariz al futbolista del Viktoria Pilsen fue un simple lance del juego. Su gran defecto como futbolista es que no sabe medir la fuerza que tiene ni le alumbra el don de la anticipación, por eso sale malparado en tantas fotos: Salah, Karius y tantos otros... Dijo que él jamás ha ido a lesionar a nadie. Seguro que sí, pero todavía recuerdo la traicionera patada que le dio por detrás a Leo Messi en aquel famoso 5-0 del Camp Nou que le costó la roja directa. Después del lance, le dio un manotazo a Carles Puyol. Pareció sufrir enajenación mental transitoria. Precisamente de Puyol debería aprender Ramos, de la gran capacidad de anticipación que tenía Carles. No le hacía falta ir dando palos ni codazos para imponerse a sus rivales. El palmarés de Ramos es tan elogiable como criticable las 24 tarjetas rojas y las 243 amarillas que ha visto en 789 partidos oficiales. Carles Puyol, sin ir más lejos, solamente fue expulsado tres veces (dos por acumulación) y vio 127 cartulinas en 693 encuentros. El fútbol, como cualquier deporte, tiene líneas que no deben traspasarse. Y Ramos las ha traspasado muchas veces. Dice que no cambiará. Vale, pero que no vaya rompiendo narices por ahí.