Sergi Roberto y cómo ser capitán sin hacer ruido

Sergi Roberto negocia su renovación con el FC Barcelona

Sergi Roberto negocia su renovación con el FC Barcelona / Pablo García / RFEF

Jordi Gil

Jordi Gil

Sergi Roberto se ha visto en el foco desde agosto inmerso en las negociaciones para renovar por el FC Barcelona. El de Reus es el tercer capitán del equipo y mientras el club anunciaba los esfuerzos de los otros líderes del vestuario -Piqué, Busquets y Jordi Alba-, se generaba una nebulosa alrededor de su caso. Si situación, para empezar, no tenía nada que ver con la de los otros capitanes ya que era el único al que le quedaba solo un año de contrato y la negociación debía ser más compleja.

El canterano debía negociar, además de la rebaja o diferimiento, un nuevo contrato. Tampoco el Barça tenía prisa ya que el aplazamiento del sueldo de Sergi Roberto apenas solucionaba nada del 'fair play' financiero para incorporar a nuevos jugadores.

Su renovación no era una urgencia y aunque mostró desde el primer día su total predisposición para adecuar su sueldo a la realidad actual del club, vio como desde la opinión pública se difundía la injusta sensación de que era el único capitán que no quería ayudar económicamente en un momento de crisis. Esta marea adversa provocó incluso a que se llevara una pitada del público del Camp Nou.

Jugó con dolor sin quejarse

Los silbidos de una afición a la que adora le dolieron en el alma, pero su reacción fue la de priorizar los intereses del club. Siguió jugando con continuas molestias musculares y con una costilla fisurada que nunca aireó. Mientras, negoció con discreción y llegó a un acuerdo con Laporta en términos conformes para las dos partes. Los ejecutivos del club lo frenaron y Sergi Roberto nunca podía firmar un contrato que pasado a limpio poco tenía que ver al pactado con el presidente. "Solo quedan flecos", llegó a afirmar públicamente Laporta.

Pese a la discreprencia, el representante del jugador, Josep Maria Orobitg, propuso empezar de nuevo otra negociación arrancando de cero, olvidando el acuerdo inicial. Esta buena predisposición coincidió con la intervención quirúrgica del jugador a principios de diciembre y ya no llegaron más noticias por parte del Barça.

Han tenido que pasar cuatro meses para que se reactivaran las conversaciones gracias sobre todo al deseo de Xavi y a que el presidente Laporta también entendía que era lo justo.

Sergi Roberto renueve o se marche, merece una negociación acorde a un futbolista que a sus 30 años lleva media vida en el Barça. Y su comportamiento durante estos ocho meses en que se ha visto cuestionado, ha sido el propio de un capitán.

Sin hacer ruido, sin una declaración pública altisonante, evitando la polémica aunque su imagen y nombre eran seriamente dañados.

Ser capitán del Barça es mucho más que llevar el brazalete. No es quedar como un héroe de cara al exterior. Es pensar en que la discreción y el trabajo son la mejor manera de ayudar al club y al equipo. En apenas una semana volverá a entrenarse con sus compañeros y pronto jugará. Su principal cruz, no poder estar en el campo, habrá quedado atrás y el paso del tiempo está evidenciando que ha sido noble y fiel en la negociación con el club. Más allá de lo que le depare su futuro próximo, su apego a los colores no se puede poner en duda.