Segura, Kluivert... y Bartomeu

En el mundo del fútbol es muy difícil encontrar un directivo que acepte su error

Josep Maria Bartomeu, presidente del FC Barcelona

Josep Maria Bartomeu, presidente del FC Barcelona / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

En el mundo del fútbol es muy difícil encontrar un directivo que acepte su error. El balón concede tantos matices que todos ellos acaban convertidos en verdaderos maestros de la excusa y en artistas en encontrar una cabeza que cortar antes de que se vea afectada la suya. Es lo que tiene, por ejemplo, ser presidente del F. C. Barcelona.

Josep María Bartomeu ha destituido a Pep Segura como máximo ejecutivo de fútbol. Costó entender su nombramiento, fruto del profundo desconocimiento futbolístico del presidente y de Jordi Mestre, vicepresidente deportivo sin más mérito que el de su amistad con Bartomeu. A la Comisión Deportiva le encantaba el discurso de Segura pero jamás comprobó si a la palabra le acompañaban los hechos. Finalmente, las evidencias desnudaron a Segura y, por supuesto, al presidente. También en la gestión de la Masía y del fútbol base, áreas particularmente dañadas por las decisiones del hasta ahora Mánager, por supuesto, con el beneplácito de Bartomeu y Mestre. Éste último dimitió tras chocar con un sector de directivos que expresaron su hartazgo y el presidente, a quien le quedan dos años de gobierno, decidió salvar su cabeza haciendo correr la de una de sus grandes apuestas.

La revolución en el fútbol base trae consigo un retorno a los orígenes. Como de lo que se trata es de formar jugadores para el primer equipo los pluses por objetivos van a huir de los éxitos puntuales -entrenadores y niños campeones- y se van a acercar a los estructurales -formación en el método para que el entrenador del primer equipo no tenga argumentos para no abrir la puerta-. Sin jugadores de la casa en el primer equipo, ni la plantilla tiene alma ni los presupuestos pueden equilibrarse. Los números exhibidos por el Barcelona rizan tanto el rizo que un día no habrá ingeniería posible que maquille la gestión.

Vida nueva en el primer equipo y en la base. Bartomeu ha actuado y ha encontrado el consenso absoluto entre la masa social y el entorno del Club. La situación era insostenible. Ahora mandan Eric Abidal y Patrick Kluivert, dos exjugadores carismáticos que no generan unanimidad entre el barcelonismo porque los ha elegido la misma persona que apostó por los anteriores ejecutivos que han dejado el club en la actual situación. El tiempo dirá si Abidal y Kluivert son algo más que la simple necesidad de un presidente de contar con un par de cromos que le permitan, una vez más salvar su cabeza. Veremos.