En la orilla

El secreto de Messi

Messi está disputando ahora la Copa América

Messi está disputando ahora la Copa América / sport

Martí Perarnau

El magnífico Congreso Mundial de entrenadores organizado en Sevilla ha dejado un formidable material didáctico, de entre el cual destacarían los conceptos expresados por Lorenzo Buenaventura, preparador físico del Bayern y anteriormente del Barça, sobre las capacidades de Leo Messi. “Al mejor jugador de la historia -dice Buenaventura- hubo cinco o seis periodistas que lo masacraron porque hubo un día que Leo Messi corrió 8 kilómetro y dijeron: ‘Ha corrido solo un poco más que Pinto…’. Entonces empecé a revisar lo que corría habitualmente Messi y ¿sabéis qué? En el partido en que nos fusiló [el reciente Barça-Bayern, semifinal de Champions], en que nos ganó 3-0 en 15 minutos, con dos goles suyos, en ese partido Messi corrió 8 kilómetros… Los cinco periodistas que lo mataron hace un tiempo ahora se callaron”.

En realidad, Buenaventura desmitifica con sus palabras conceptos muy arraigados como la intensidad en el fútbol, muy arraigados en el periodismo y las aficiones que no en los preparadores, conceptos muy ‘tribuneros’. Si ya sabemos que históricamente el talento se encuentra bajo sospecha en casi cualquier rincón del mundo, la supuesta intensidad siempre recibe aplausos, de ahí que exista un buen número de futbolistas a los que podríamos denominar ‘demagógicos’, buscadores del aplauso fácil que logran con una buena dosis de sudor explícito. El talento necesita otros recursos para alcanzar su mejor expresión. Buenaventura lo ha expresado del siguiente modo: “¿Sabéis por qué Messi puede jugar 55 o 60 partidos por temporada? Porque juega como su cuerpo le invita a jugar: caminando. Porque caminando mira, se para y piensa: ‘Ahora pasará tal cosa…’. Y los demás aún no hemos visto eso que ocurrirá dentro de 30 segundos. Él sí lo ve, pero luego hay gente que quiere que se ponga a correr más de 8 kilómetros. ¡Estamos locos!”.

A Messi no solo hay que disfrutarlo. Por encima de todo, si se pretende que rinda con su mejor expresión, hay que comprenderlo.