Salir del desguace

Xavi Hernández durante un entrenamiento del Barça en la CE Joan Gamper / VALENTÍ ENRICH

A la Xavineta se le han pinchado las cuatro ruedas: las de detrás, llamémoslas Eric y Lenglet, y las de delante, llamémoslas Ferran i Auba. Parece que también se le ha calado el motor, y necesitamos un cambio de embrague y correa de distribución. Pero, aunque parezca un siniestro total, creo que, con las decisiones oportunas, a la Xavineta se la puede sacar del desguace, y además con éxito.

Es normal que los aficionados del Barça estemos, ahora mismo, como Chris Rock después del tortazo de Will Smith: aturdidos y sin saber muy bien qué ha pasado. Han sido dos hostias de golpe y con la mano abierta, pero a veces un buen tortazo sirve para que pongamos los pies en el suelo y veamos que este equipo no está maduro, ni mucho menos, y que aún quedan muchas decisiones por tomar.

Las derrotas contra Eintracht y Cádiz han sido duras. Evitando entrar en el análisis profundo, del que ya se encargan los expertos de Sport, creo que ha sido cuestión básicamente de actitud, de intensidad, pero no de talento, que de eso hay de sobra.

Tenemos buena materia prima. Debemos ordenarla y hacer la limpieza oportuna, pero básicamente lo que este equipo necesita es paciencia. Los grandes equipos nunca se construyen ni en dos días ni en media temporada. Estoy seguro de que con estos jugadores vamos a sacar excelentes resultados y, lo más importante, un juego digno del estilo Barça.

Aunque el objetivo de clasificarnos para la Champions parece conseguido, el gran reto ahora es recuperar la intensidad que a este equipo le falta. No quememos aún la Xavineta, por favor, porque hoy nos comemos a los vascos con Chacolí.