Se ruega no molestar

Vicky Losada y Alexia Putellas durante la final de Budapest ante el Lyon

Vicky Losada y Alexia Putellas durante la final de Budapest ante el Lyon / Javi Ferrándiz

Carme Barceló

Carme Barceló

Mientras nos quitábamos todavía la caspa que nos provocaron las machistas declaraciones del periodista José María García, las jugadoras del Barça Femení daban un paso más en la Champions y se colocaban en cuartos de final. Imagino que al veterano caballero se la trae al pairo el triunfo del equipo que entrena Lluís Cortés, de la misma forma que el técnico le ventiló rápido y con clase del territorio. “A la gente que piense como él (García) yo lo que le pediría es que no moleste. Si no quieren vernos, que no nos vean. Si no quieren seguirnos, que no nos sigan, pero que no molesten”. Brillante. 

Tener que reivindicar la igualdad ya es de por sí agotador para, encima, tener que aguantar a personajes censados en la prehistoria. Hablar desde la ignorancia es muy atrevido pero aún es peor hacerlo desde el blanco y negro cuando la vida actual es en color. Cierto es que el del fútbol femenino no es de los más alegres y vibrantes del Pantone, en parte por culpa de señores como José María García que lo opacan. Las futbolistas ya lidian con este toro desde la noche de los tiempos. Más allá de mostrar -demostrar no haría falta- en un terreno de juego su calidad deportiva, la lucha las ha llevado a desarrollar la imaginación. Solo hay que ver la respuesta de las jugadoras del Sporting de Gijón a las impresentables declaraciones: un video sacando córners y metiendo goles directos para contestar a García cuando dijo que ninguna llegaba a portería desde el saque de esquina. Brillante.

Y ahora, la huelga del colectivo a la que tienen todo el derecho por la necesidad absoluta de lo que reclaman. Entiendo que digan ‘basta’. Contratos de 20 horas cuando entrenan casi el doble, viajan y ello les impide tener otro trabajo. Sueldos que no llegan ni al mínimo interprofesional y, además, lo que no va incluido en la nómina que es aguantar a los que molestan y no las quieren ver brillar. Son los oscuros, los mates, las sombras de las luces. No molesten, por favor.