Rosell: después de la ignominia hay que mirar hacia delante

Rosell, aliviado junto a su esposa

Rosell, aliviado junto a su esposa / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

Las horas que siguieron a la noticia de la absolución de Sandro Rosell, su socio Joan Besolí y otros cuatro acusados, fueron una cascada de felicitaciones y adhesiones. También de opiniones y posicionamientos. De todo ese trasiego de emociones y comentarios, me impactaron especialmente las palabras de Marta Pineda, esposa de Sandro Rosell y una de las ‘víctimas’ del sistema judicial español, que haría muy bien en reflexionar sobre el papel que ejercen determinados jueces y fiscales.

Marta Pineda, en lugar de expulsar y sacar su rabia e indignación por el tormento sufrido por toda su familia durante estos casi dos años, manifestó: “Ahora lo que tenemos que hacer es mirar hacia adelante. Tenemos una vida honesta, honrada y humilde y queremos seguir en la misma línea. Yo siempre miro hacia delante”.

Palabras sinceras y contundentes que denotan la entereza y sabiduría de una persona que es esposa, madre y al mismo tiempo también hija. Una lección de vida para todos los que formamos esta sociedad, donde deberíamos alejar de nuestras vidas todo rencor y venganza. Si queremos dar un paso hacia delante no podremos hacerlo con una losa atada a nuestros pies.

Ignominia cometida

Otra cosa muy diferente es quedarse impávidos o con los brazos cruzados ante la magnitud de la ignominia cometida. A quien corresponda, seguramente en la Audiencia Nacional, en la Fiscalía, incluso en la Guardia Civil y en el Policía Nacional, hay que pedirles explicaciones. Deberían hacer un pormenorizado recorrido por toda la instrucción del proceso abierto contra Sandro Rosell, que se inició con una indecente actuación televisada por parte de la Guardia Civil filtrando el vídeo del registro de la casa de Sandro como si fuera un vulgar traficante.

Un periodista independiente y de gran prestigio como es Ernesto Ekaizer, escribió ayer: “¿Devolverá la magistrada Lamela su puesto en la Sala II del Supremo tras este desastre de su instrucción?”. Él no se acordará, o quizá sí, pero estuvo en la Audiencia Nacional el día que dio inicio el juicio contra Rosell. Y en un reducido corrillo con otros colegas dijo una frase que me la apunté en mi libreta: “El gran peligro de este juicio es que, aun siendo inocente Rosell, prime el corporativismo entre magistrados”.

La segunda gran noticia de este caso (la primera es la absolución, obviamente) es que tres magistrados de la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional han tenido la valentía de sacarle los colores a la mismísima jueza Carmen Lamela, ascendida a jueza del Tribunal Supremo y en su día condecorada por la Guardia Civil y el Ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.

¿Cuando dimite Lamela?

Desgraciadamente no es la primera vez que unos inocentes van a la cárcel, pero sí es la primera que con pruebas tan débiles y alejadas de lo que es ‘alarma social’ (violación, asesinato, corrupción, tráfico de drogas…) se mantiene a una persona tantos días en prisión preventiva.

La gran vergüenza del ‘caso Rosell’ no es que haya pisado la cárcel, que también, sino que se hayan convertido, él y Besolí, en los presos que más tiempo han estado en prisión preventiva en España solo por existir riesgo de fuga. ¿Cuándo dimitirá la jueza Carmen Lamela? Ya tarda…