El robo de Guruceta y los favores al Madrid

Este gol de Sergio Ramos permitió al Real Madrid forzar la prórroga

Este gol de Sergio Ramos permitió al Real Madrid forzar la prórroga / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Sábado, 6 de junio de 1970. Las 10 de la noche. Camp Nou. Partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa (entonces llamada del Generalísimo por el dictador Franco). El Barça iba camino de remontar el 2-0 de la ida en el Bernabéu tras un gol de Rexach en la primera parte. Corría el minuto 60 del encuentro. Entrada del blaugrana Rifé al madridista Velázquez para frenar un contraataque blanco. La acción transcurre claramente fuera del área. Pero el árbitro José Emilio Guruceta Muro, ante la sorpresa de todo el mundo, señala penalti. Acababa de perpetrarse uno de los robos más escandolosos de la historia del fútbol. Con nocturnidad y alevosía. Para favorecer, una vez más, al Madrid...

Hoy se cumplen 50 años de ese atraco deportivo (como muy bien recuerda nuestro compañero David Salinas en una de sus maravillosas Historias de la Historia) que marcó para siempre la carrera del colegiado donostiarra y que significó la sublimación de las ayudas que a lo largos de los años había recibido, recibió y todavía sigue recibiendo el conjunto madridista. Guruceta, que falleció en un accidente de tráfico en 1987, se convirtió en el paradigma de los árbitros antibarcelonistas que siempre que hacía falta le echaban una mano al ‘equipo del gobierno’, como era conocido popularmente el Madrid.

Medio siglo después, el Madrid sigue viéndose favorecido por sorprendentes ayudas arbitrales, incluso en Europa. Solo hace falta recordar cómo ha ganado alguna de sus últimas Champions... Afortunadamente, la tecnología se ha vuelto en contra del equipo blanco. La aparición del VAR (a pesar de que se mantienen los errores de los colegiados) ha traído cierta justicia al fútbol. Si ahora, con imágenes repetidas mil y una veces y desde decenas de angulos diferentes, se sigue ayudando al Madrid... imagínense lo que ocurría cuando no había apenas cámaras de televisión en los campos. Y es que hubo un solo Guruceta, pero cientos de robos.