Ritmo, polémica y poca fluidez

Aleñá jugó los últimos 20 minutos

Aleñá jugó los últimos 20 minutos / Javi Ferrándiz

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Real y Barça protagonizaron uno de esos partidos que tanto gustan a los aficionados. Alternativas de juego constantes, ritmo, intensidad... Sin embargo, lo cierto es que la Real fue superior a los azulgrana. Su presión causó estragos, incomodando la salida del Barça y obligando a los de Valverde a jugar en campo propio. Y ahí ya se sabe que los azulgrana sufren más de la cuenta.

La Real vio puerta en uno de esos penaltis que lo son, pero que no se pitan. De hecho, abogo porque se piten todos y así veríamos cómo se acaban este tipo de acciones a corto plazo. El juego de ataque sería el gran beneficiado para todo el mundo.

El Barça empató con muy poco. Una vez más, una contra letal encontró una gran definición de Griezmann, al estilo de Mallorca. Mucha rentabilidad para tan escaso bagaje.

Mejoría y apagón final

La reacción azulgrana llegó tras el descanso. Messi, muy desaparecido en el primer tiempo, dio señales de vida con la asistencia del segundo gol. Fue el inicio de los mejores minutos que pudieron sentenciar el encuentro con opciones de gol, incluyendo una de Piqué, otra vez el mejor jugador del Barça en el partido.

Pese a todo, la Real supo sobreponerse y volvió a la carga, presionando y encerrando al Barça muy próximo a su área. De esta forma llegó el empate.

Un dato a tener muy en cuenta. Ayer, frente a la Real, ni los cambios de Ernesto Valverde contribuyeron a cambiar la dinámica del partido en los minutos finales. No hubo efecto revulsivo, algo importante en un campo como el de la Real y a las puertas de la visita del Real Madrid. 

La clave

El Barça no encontró la forma de superar a una Real cuando presionó muy arriba.