Riqui Puig no estaba obligado a triunfar
La culpa de su salida debe repartirse entre todos los actores implicados
Riqui Puig llegó al primer equipo del Barça después de demostrar en el Barça B que era un futbolista llamado a ser de los grandes. Ahí están sus números con García Pimienta, el técnico que mejor rendimiento ha obtenido del de Matadepera. Quienes hemos defendido (y lo seguiremos haciendo) su fútbol es, simplemente, porque hemos disfrutado de él en su etapa en el filial y el fútbol base. Es obvio que jugar en el Johan Cruyff (antes el Mini Estadi) no es lo mismo que hacerlo en el Camp Nou. El problema es que en el Camp Nou nunca ha tenido la continuidad que sí tuvo en en el segundo equipo. Y sin esa presencia imprescindible para valorarle en su justa medida, cualquier opinión categórica sobre él vale menos que sus minutos con Koeman.
Hay quien le ataca asegurando que sale mucho de noche, que le gusta la fiesta y que su comportamiento es poco profesional. Sobre el primer punto sabemos lo que hemos visto en las redes y solo sirve para engordar las críticas de quienes ya le habían matado. Ni es el primero ni será el último al que le gusta relajarse cuando anochece, algo habitual entre un colectivo cuyo bolsillo va sobrado y cuya edad es la ideal para estos menesteres. Romario era el rey de la fiesta y nunca dejó de marcar goles. En cuanto a su profesionalidad, la información nos llega por boca de Xavi, que nunca tuvo una queja pública sobre su forma de entrenarse, ni en lo que se refiere a la intensidad ni a su compromiso.
Quienes le acusan de ser frágil, obviamente, no le vieron en el Barça B, donde partido tras partido recibía tres o cuatro entradas salvajes. Su etapa en el Mini Estadi fue un acoso y derribo continuo por parte de sus rivales y, lejos de quejarse, nunca se arrugó. Falta por citar a quienes no soportan que tenga la vida solucionada mucho antes de llegar al Barça, como si solo quienes han crecido jugando descalzos y con balones hechos de trapo tuvieran derecho a triunfar.
Y, pese a todo, es evidente que a Riqui le ha faltado algo para consolidarse en el Barça y que una parte importante de no haber tenido continuidad es suya. Esto es fútbol del más alto nivel y aquí nadie regala nada. Lo que ya no es tan normal son las críticas recibidas desde todos los frentes por el simple hecho de no haberse podido consolidar. ¿Tenía alguna obligación Riqui Puig de convertirse en Xavi o Iniesta? El canterano ha sido el primero en no rendirse, en seguir vistiendo la camiseta del Barça pese a no tener oportunidades y que desde la dirección deportiva le enseñaban la puerta de salida. Resistió hasta que ha dicho basta. La MLS le espera.
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