Lo de Riqui Puig y los prejuicios

Cada vez que ha jugado ha desmentido algunos de los defectos que se le atribuyen

Riqui Puig y los prejuicios

Riqui Puig y los prejuicios / FC BARCELONA

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Seguro que se han cruzado en su vida con alguien que les ha recomendado rebajar las expectativas cuando empezaba. Es probable que les hablara de códigos y jerarquías con gran paternalismo. 

Por lo general son gente que se toma muy en serio a sí misma y su status quo. Así que no va a escatimar en tópicos grandilocuentes y prejuicios de segunda mano para mantener su posición. 

Ocurre en todos los trabajos del mundo, también en un vestuario de fútbol. Hacer un caño a una vaca sagrada es un sacrilegio. Salir más de la cuenta en los medios, un motivo de sospecha. Ya ocurrió con Thiago Alcántara y en los últimos años con Riqui Puig

El fenómeno se hace aún más popular si es un jugador diferente -de esos que entran por los ojos- y además parece encantado de conocerse. Esos son culpables hasta que se demuestre lo contrario.

Se valora más al polivalente que pasa por los campos de puntillas, y sin molestar, que al distinto que hace muchas cosas mal pero dos o tres extraordinariamente bien. 

Hay verdadera aprensión a lo diferente en el fútbol en esa cruzada llamada equilibrio. A jugadores como Riqui les acompaña siempre el mantra de que no defienden. Son pequeños, no tiene cara de robarte el bocata en el recreo y el prejuicio une a la gente de maravilla. 

Koeman no parece sospechoso en este sentido. Si no juega Riqui Puig es porque cree que hay otros jugadores que hacen más competitivo al equipo. Por ejemplo, Pedri. Tan básico como esto.

Pero algunos de los defectos que se le atribuyen, como la falta de dureza o las pocas ganas de defender, los ha desmentido cada vez que ha jugado. Y no solo en el primer equipo.

En el filial dejó claro que tiene carácter: asumió responsabilidades y no se dejó intimidar por rivales con ganas de salir en la foto. Y en el primer equipo siempre se ha empleado con la rebeldía del que persigue su sueño