Revolución para volver a los orígenes

El Barça lleva demasiados años agarrado a la magia de Messi. Y con Messi le ha bastado para ganar las dos últimas Ligas. Pero no para hacer un proyecto ganador en Europa. La decadencia del equipo, disimulada por los goles del crack argentino, ha entrado en una fase definitiva. La derrota en la final de Copa es el último síntoma del desastre.

La junta directiva debe intervenir para evitar un catastrófico fin de ciclo. Hay que tomar decisiones valientes en todos los ámbitos: en el campo, en el banquillo y en los despachos. Una revolución transversal que permita construir un nuevo Barça campeón.

La insistencia de Bartomeu en defender a Valverde solo refleja el miedo a equivocarse del presidente. Prefiere mantener a un entrenador sin crédito que arriesgarse. Pero ahora no es el momento de ser conservador. Al contrario. Se trata de hacer una apuesta de futuro creíble e ilusionante, con el estilo como punto de partida.

DECIDIR A QUÉ SE JUEGA

Porque lo primero que hay que decidir es a qué se juega. El modelo se ha deteriorado tanto en las últimas temporadas que resulta irreconocible. Y el único camino para volver a ganar es un regreso a los orígenes.

Ayer se cumplieron, precisamente, 10 años de la final de la Champions que el Barça de Guardiola ganó en Roma. Y aquel equipo, aquel fútbol, aquel patrón deben servir como referencia inequívoca para la creación del nuevo Barça. No basta con echar al entrenador. O a una docena de jugadores. O al secretario técnico. La revolución debe ser total. Solo así podrá edificarse un futuro ganador.