La revancha de Messi es ganar la Champions

Leo Messi dio un nuevo recital ante el Huesca en el Camp Nou

Leo Messi dio un nuevo recital ante el Huesca en el Camp Nou / sport

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Messi vive en su mundo particular. Alejado de la fama. Distanciado de la popularidad. Encerrado en su cápsula familiar. Interesado solo en ser feliz. Tiene menos amigos que los dedos de una mano. Lleva una vida ordenada y metódica. Gana más de lo que necesita y gasta mucho menos de lo que puede. No le preocupa lo que dicen los periódicos ni le interesa lo que se comenta en las redes sociales. Aunque parezca imposible es una persona normal, sin aires de grandeza ni traumas existenciales. Solo así se explica que lleve más de diez años en primera línea mundial y no haya sufrido ninguna crisis de angustia ni de vanidad. Para retratarlo rápido, es la antítesis de Cristiano Ronaldo.

El mejor jugador del mundo de todos los tiempos, nunca veremos a otro igual, tendría motivos para estar disgustado, incluso para sentirse maltratado. La UEFA le ha ignorado en la elección de jugador del año y la FIFA no lo ha distinguido entre los tres grandes que aspiran a ganar The Best. Ni le inquieta ni le preocupa. Incluso diríamos que se la trae floja. Nunca ha vivido pendiente de los premios individuales. Con el paso de los años, cuando ha superado la frontera de los treinta, todo se lo mira con relatividad. Ya tiene asumido que la selección argentina es la cruz de su carrera, la mancha que nunca se sacará de encima, la decepción que le ha dado más disgustos. Pero lo tiene superado. Cruyff o Di Stéfano tampoco ganaron ningún Mundial.

Como ganador nato que es, Leo necesita tomarse la revancha. Sacarse el mal sabor que le dejó el Mundial de Rusia. Conquistar un título grande que le devuelva a su trono merecido. Levantar una Copa que le sirva para cerrar bocas, para confirmar que es como el buen vino, que con el paso de los años mejora su rendimiento, su eficacia. Messi tiene ahora una madurez elogiable. Se siente seguro de sí mismo como padre de familia ejemplar y como líder indiscutible del Barça. Quiere ganar otra Liga pero no es su principal objetivo. Su meta, su revancha, es conquistar la Champions como desquite de la pasada temporada que no fue todo lo buena que él deseaba.

Por todo ello no le quitan el sueño los premios, ni le cabrea que la FIFA lo haya tratado de forma injusta, de la misma manera que ya sabe que tampoco ganará el Balón de Oro que Francia reserva para Griezmann. Su presente y futuro deportivo se llama Barça. Por primera vez en sus declaraciones no oculta que lucharán a muerte por la Champions, el único título que le hace ilusión. Le trae sin cuidado que Cristiano se haya ido del Madrid, que su duelo en la Liga con el portugués haya pasado a la historia. Su cabeza gira en torno a la Champions.

Todo por el Barça, este podría ser el eslogan del argentino esta campaña. Está satisfecho de la forma como se ha reforzado el equipo, se entiende bien con Valverde aunque algunas veces le falte un punto de valentía. Es consciente de que a su edad tiene que dosificarse con inteligencia. Ya lo hace en el campo, donde corre lo justo y necesario, pero también acepta que el banquillo puede ser una buena alternativa para rendir a tope en los partidos importantes. Messi ha iniciado la temporada como siempre, disfrutando de lo que hace y marcando el ritmo y los goles del equipo. Eso sí, tiene una obsesión, una idea fija. Hay que llegar a tope en los meses de abril y mayo, cuando se deciden los títulos. El drama de Roma no lo han olvidado y será el mejor revulsivo.