¡El salto en retroceso de Koeman y Laporta!

Solemos pensar que un pequeño retroceso es siempre negativo pero, en muchas ocasiones, en el mundo del deporte y en la vida en general es algo básico para coger el impulso necesario y volar después hacia donde quieres llegar. Hace ya varias semanas que empiezo a sentir que el Barça por fin está en ese camino. El equipo tocó fondo la temporada pasada en varias ocasiones pero, sin duda, la humillación contra el Bayern de Múnich en los cuartos de final de la pasada Champions League les hizo llegar a lo más hondo de un pozo que predecía una salida muy costosa. La incertidumbre en la continuidad de Messi, la sorprendente decisión de prescindir de un goleador como Luis Suárez, la destitución de Quique Setién y su grupo de trabajo, la incómoda situación que se vivía con el presidente Bartomeu y su junta directiva, etc, hacían presagiar que habría crisis para rato.

Pero la llegada de Ronald Koeman, desde mi punto de vista, lo empezó a cambiar todo. Y si añadimos el hecho de que finalmente Leo se tuvo que quedar y de que el equipo también incorporó nuevos talentos, más las tan necesarias jóvenes figuras de La Masia, la dinámica comenzó a ser otra. El técnico holandés ha tenido claro en todo momento dónde está y hacia dónde quiere ir. Ha tomado decisiones arriesgadas y no le ha temblado el pulso a la hora de hacer las alineaciones. Ha hecho debutar a varios canteranos y no se ha escondido en ningún momento a la hora de dar explicaciones en rueda de prensa.

El club en los despachos también empieza a ver la luz al final del túnel. El domingo pasado, el ‘renacido’ Joan Laporta salió reelegido presidente, una vez más, para dirigir el transatlántico blaugrana. Tiene experiencia, entusiasmo, carisma y un buen grupo detrás que va a intentar devolver al Barça donde los culés quieren, a optar de nuevo a ganar el máximo de títulos posibles. Les deseo lo mejor en esta nueva andadura. Pero si hay algo que tengo claro, es que han de tener paciencia, mucha paciencia. Sé que no será sencillo. La afición está hambrienta de éxito, sentirán presión y prisas, pero eso no les debe hacer perder su línea marcada. Como deportista, hay veces que sientes que estás cerca de recuperar tu mejor estado de forma, físicamente te ves rápido y fuerte, mentalmente has pasado por momentos complicados y los has superado, eso te da una confianza en ti mismo muy alta, pero llega la competición y no acabas de ganar como desearías.

En el año 2000, fui a jugar un torneo en Viena pensando y sintiendo que iba a ser una gran semana, caí derrotado en primera ronda por 6-1 y 6-0 frente al alemán Tommy Haas. ‘¡Qué visionario!’ estaréis pensando. No os falta razón si nos ceñimos a ese resultado en concreto, pero el final de la historia es más bonito de lo que pensáis ahora mismo… Una semana más tarde gané el torneo de Toulouse sin ceder un solo set y jugando mi mejor tenis en una pista cubierta bastante rápida, poco propicia para mis características. Ese año acabé ‘top 10’ mundial y ganamos la primera Copa Davis de la historia. A veces, dar un salto hacia atrás te enseña el camino que venías buscando y que, por diversos motivos, no eras capaz de ver.